Jueves, 7 de septiembre del 2023
Color: VERDE
- Primera Lectura. Colo 1, 9-14: “El poder de su gloria les dará fuerza para soportar todo con paciencia y magnanimidad, con alegría, dando gracias al Padre”.
- Salmo Responsorial. 97, 2-3ab.3cd-4.5-6: “El Señor da a conocer su victoria”.
- Evangelio. Lc 5, 1-11: “Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes.
“Jesús enseñaba a la gente desde la barca de Pedro”
En la pesca sobre el lago, está simbolizada para el evangelista san Lucas, toda la actividad de Pedro y de la Iglesia. Hasta entonces Jesús actuaba de una manera directa y personal; desde ahora actúa por medio de los hombres que les escuchan o cumplen su Palabra (lanzan en su nombre las redes sobre el lago).
Miradas las cosas desde fuera, parece que Jesús envía a los discípulos a un mundo de aguas malas, vacías de peces. Sin embargo, la voz del Maestro ofrece mayor seguridad que toda la apariencia adversa de las aguas. Desde esa voz, obedeciendo a pesar de las apariencias, la pesca tendrá que ser ampliamente milagrosa. Para Lucas, el discípulo, el seguidor es ante todo el mensajero y enviado de Jesús; en este sentido es necesario que la Iglesia (todos los que somos cristianos) avivemos la conciencia de misión.
La apariencia de inutilidad de la misión sigue siendo tan grande como al principio; por eso, no debemos olvidar que el resultado no se funda en las apariencias sino en la misma fuerza del envío de Jesús y la presencia de su Espíritu. En la misión, los discípulos tienen que impartir aquello que Jesús ha realizado: su victoria sobre el mal, su ayuda a todos los perdidos, su mensaje de plenitud salvadora. Toda salvación se realiza a través del agua: el Bautismo. Pescar, salvar sin Jesús es imposible. Ser pescadores de hombres no puede ser cambiar a los hombres de prisión, es dar libertad de ideologías, de opresiones.
Jesús se ve rodeado de la gente, gente curiosa, gente ansiosa de escuchar la Palabra de Dios; gente que tenía hambre de amor y sed de justicia.
Jesús enseñaba a la gente desde la barca de Pedro. La barca de Pedro se ha usado como símbolo de la Iglesia. Pedro y sus compañeros están limpiando las redes, frustrados porque no habían logrado pescar nada. Pedro era judío piadoso, y respetaba a los maestros, los trataba con veneración. Por eso cuando Jesús le dice que navegue mar adentro para pescar, Pedro le obedece sólo por ese respeto, pero no deja de hacerle notar que es inútil porque ya lo había intentado toda la noche. La lección que recibe Pedro es que no de cualquier modo, sino echando las redes en el nombre de Jesús se hace verdadera pesca.
Muchísimas páginas se han escrito sobre esta frase de Jesús: rema mar adentro. Lo más importante para nosotros es que, ciertamente, para encontrar a Jesús hace falta adentrarse en el corazón de cada uno y alejarse de los ídolos y preocupaciones diarias. Es necio salir de pesca sin Jesús y sin ilusión.
Que triste es escuchar a tantas personas decir: llevo tantos años yendo a la iglesia y no progreso en santidad. Hago tantas cosas por ser mejor, por profundizar en la oración y nada. Pescar = salvar sin Jesús es imposible. Todos los saberes y conocimientos humanos, las horas oportunas: la noche, no son capaces de salvar. Sólo Jesús de Nazaret: bajo tu palabra echaré la red.
(Guía Litúrgica)
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