Memoria Obligatoria: Santa Rosa de Lima, Virgen
Viernes, 30 de agosto del 2024. Color: BLANCO
Homilía: XXII Domingo. Tiempo Ordinario. Ciclo B
- Primera Lectura. 1 Cor 1, 17-25: “El mensaje de la cruz es necedad para los que están en vías de perdición”.
- Salmo Responsorial. 32, 1-2.4-5.10ab y 11: “La misericordia del Señor llena la tierra”
- Evangelio. Mt 25, 1-13: “velen, porque no saben el día ni la hora”.
“El amor es una vigilancia cotidiana”
Santa Rosa de Lima, es la primera fiel, de todo el continente americano, cuya santidad fue reconocida por la Iglesia. Su memoria se celebra el 30 de agosto en la mayor parte de América y 23 de agosto en el resto de los países.
Santa Rosa, desde muy niña ofreció su vida a Jesús, con su templada sobriedad de vida, en Lima, Perú, vistió el hábito de las Hermanas de la Tercera Orden dominica. Entregada a la penitencia y a la oración, y ardiente de celo por la salvación de los pecadores y de la población indígena, aspiraba a dar la vida por ellos, sometiéndose de buena gana a toda clase de sufrimientos para ganarlos para Cristo. Su muerte tuvo lugar el día veinticuatro de agosto de 1617.
Santa Gertrudis de Helfta, mística benedictina, expresaba con sinceridad lo siguiente: “Mi Dios, mi dulce Noche, cuando me llegue la noche de esta vida, hazme dormir dulcemente en ti, y experimentar el feliz descanso que has preparado para aquellos que tú amas. Que la mirada tranquila y graciosa de tu amor, organice y disponga con bondad, los preparativos para mi boda. Con la abundancia de tu amor, cubre… la pobreza de mi vida indigna; que mi alma habite en las delicias de tu amor, con una profunda confianza.”
La parábola de las jóvenes prudentes y necias se refiere a la segunda venida de Cristo. Describe la situación de los que viven, en la esperanza, el tiempo intermedio entre la resurrección y la segunda venida del Señor. Para comprender la enseñanza debemos partir del supuesto que el reino de los cielos no es comparado con diez vírgenes, sino con la celebración solemne de una boda. El reino es comparado con la sala del festín donde entran las jóvenes sensatas.
La insensatez de las jóvenes calificadas de necias no está en haberse dormido. Se durmieron todas. La verdadera culpa está en que no iban preparadas para su misión. No habían contado con un posible retraso del novio. Y, en consecuencia, no se habían provisto del aceite suficiente.
El amor es una vigilancia cotidiana. El número diez lo expresa perfectamente, ya que simboliza la acción humana (los diez dedos de las manos). Ahora bien, es en la vida cotidiana donde se acerca el Esposo, cada día, en cada momento y situación. Pero viene también en medio de la noche: cuando menos lo esperamos, por eso debemos estar siempre con las lámparas del servicio y el amor, bien llenas con la gracia y la esperanza.
(Guía Litúrgica)
Homilía: XXII Domingo. Tiempo Ordinario. Ciclo B
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