Feria o Memoria Libre: San Esteban
Miércoles, 16 de agosto del 2023
Color: VERDE o BLANCO
- Primera Lectura. Dt 34, 1-12: “Ésta es la tierra que prometí a Abrahán, a Isaac y a Jacob, diciéndoles: “Se la daré a tu descendencia”.
- Salmo Responsorial. 65,1-3a.5.8.16-17: “Bendito sea Dios, que me ha devuelto la vida”.
- Evangelio. Mt 18, 15-20: “Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.
“Debemos ser muy clementes y respetuosos con los demás”
La primera lectura del Deuteronomio nos presenta el capítulo final de la vida de Moisés, su muerte. Toda una vida de entrega y servicio, que, a pesar de sus debilidades humanas, supo consagrar a la liberación de su pueblo. Perdura su memoria, porque sus actos fueron guiados por Dios. Hoy celebramos la Restauración de nuestra República, en ella, destacan también grandes hombres y mujeres que perduran en el pensamiento patriótico de nuestro país.
El salmista nos invita a proclamar las maravillas de Dios, que en todo momento hace camino con su pueblo, cubriéndonos de bendiciones. ¡Aclama al Señor, tierra entera! Que nuestra alabanza no desfallezca ni se apague, que alcemos nuestro canto y nuestra vida, reconociendo la misericordia y la grandeza del Señor.
En el Evangelio para este día, nos dice nuestro Señor que «si un hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, habrás salvado a tu hermano«. Con esto nos está diciendo el Señor que la corrección fraterna es un bien y un servicio que se hace al prójimo. Pero aquí también hay reglas del juego, y hemos de tenerlas muy en cuenta para practicar cristianamente estos consejos de nuestro Señor.
La primera es que, antes de corregir a los propios hijos o a nuestros educandos, debemos estar muy atentos nosotros para no faltar o equivocarnos en aquello mismo que corregimos a los demás; y, por tanto, el que corrige -ya se trate de un maestro, de un educador y, con mayor razón, de un padre o madre de familia- debe hacerlo primero con el propio testimonio de vida y ejemplo de virtud, y después también podrá hacerlo con la palabra y el consejo. Debemos tener presente el sabio refrán popular que dice «las palabras mueven, pero el ejemplo arrastra«. Las personas –sobre todo los niños, los adolescentes y los jóvenes– se dejan convencer con mayor facilidad cuando ven un buen ejemplo, que cuando escuchan solo palabras de corrección o una llamada a cumplir las reglas.
La segunda regla es que, al corregir, debemos ser muy clementes y respetuosos con los demás, sin humillarlas ni ridiculizarlas jamás, y mucho menos en público. ¡Cuántas veces un joven llega a sufrir graves lesiones en su psicología y afectividad por una educación errada! Y es un hecho que muchas personas han quedado marcadas con graves complejos, nunca superados, a causa de las humillaciones y abusos que sufrieron en su infancia por parte de quienes ejercían la autoridad. Y no es que no haya que corregir a los niños, pero sí que hay formas de hacerlo.
Ojalá sepamos evangelizar, dar una buena educación y ejemplo auténticamente cristiano a nuestros hijos y a los niños y jóvenes confiados a nuestro cuidado y servicio, para que puedan aprender de nosotros y sobre todo de nuestro testimonio. Que nuestra corrección fraterna no sea una farsa y motive a vivir la honestidad.
Oración: Dios, Padre misericordioso, infunde tu espíritu para que llenos de amor, evangelicemos con palabras y obras, siendo profetas de nuestro tiempo. Amén.
(Guía Litúrgica)
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