Memoria Libre: San Sarbellio Maklluf, Presbítero
Miércoles, 24 de julio del 2024
Color: VERDE o BLANCO
- Primera Lectura. Jr 1, 1.4-10: “Mira: yo pongo mis palabras en tu boca”.
- Salmo Responsorial. 70, 1-2.3.4a.5-6ab.15ab y 17: “Mi boca cantará tu auxilio Señor”.
- Evangelio. Mt 13, 1-9: “El que tenga oídos, que oiga”.
“La fecundidad de la semilla depende de la calidad del terreno”
Jeremías, un profeta llamado por Dios desde su juventud, es enviado a proclamar un mensaje desafiante de juicio y esperanza a la nación de Judá. A pesar de su inicial renuencia y temor, dada su juventud y la magnitud de su misión, Jeremías acepta este llamado, confiando en la promesa divina de estar con él y dotarlo de las palabras necesarias para enfrentar a reyes, gobernantes y al pueblo.
El Salmo 70 refleja la súplica de alguien que, al igual que Jeremías, busca la protección y la ayuda de Dios en medio de la adversidad. Este salmo es un recordatorio de que nuestra fuerza y esperanza residen en el Señor, quien es nuestro refugio constante y la fuente de nuestra salvación. Nos anima a proclamar las obras de Dios y su justicia, a pesar de nuestras propias debilidades o la oposición que enfrentemos.
La parábola del sembrador nos enseña sobre la receptividad de nuestros corazones a la Palabra de Dios. Jesús explica cómo la semilla de la Palabra puede caer en diferentes tipos de terreno, representando las diversas respuestas de las personas a su mensaje. La fecundidad de la semilla depende de la calidad del terreno; así, nuestro corazón debe estar preparado y abierto para acoger la Palabra, permitiéndole echar raíces profundas y producir una cosecha abundante.
De la vida de Jeremías, el Salmo 70 y la parábola del sembrador, podemos extraer valiosas lecciones para nuestra vida espiritual:
- Confianza en Dios: Al igual que Jeremías, estamos llamados a confiar en que Dios nos acompaña y nos fortalece, incluso cuando nos enfrentamos a desafíos abrumadores o a la misión que Él nos encomienda.
- Receptividad de corazón: Debemos cultivar un corazón abierto y fértil, que no solo escuche la Palabra de Dios, sino que también la deje transformar nuestras vidas, produciendo frutos de amor, justicia y compasión.
- Proclamación activa: Inspirados por el Salmo 70, somos invitados a ser testigos activos de la bondad y la justicia de Dios, compartiendo su mensaje de esperanza con el mundo que nos rodea.
- Persistencia y paciencia: La parábola del sembrador nos recuerda la importancia de la perseverancia en nuestra fe y en nuestra misión, siendo pacientes y constantes en nuestra labor, sin desanimarnos ante los obstáculos o las dificultades.
Que estas lecturas nos inspiren a abrazar nuestra llamada con valentía y confianza, manteniendo nuestros corazones abiertos a la acción transformadora de la Palabra de Dios, para que, a través de nosotros, su amor y su justicia se manifiesten en el mundo.
(Guía Litúrgica)
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