Domingo, 13 de agosto del 2023. III Semana del Salterio
- Primera lectura: 1Re 19,9a.11-13: Sal y Pónte en el monte delante del Señor…
- Salmo Responsorial: 84, 9-14: La justicia y la paz se besan; la fidelidad brota de la tierra…
- Segunda lectura: Rom 9,1-5: Una gran tristeza y un continuo dolor me afligen el corazón.
- Evangelio: Mt 14,22-23: “¡Calma, soy yo: no tengan miedo!”.
Color: VERDE
«JESÚS SUBE A TU BARCA»
Por P. Wilkin Castillo, San Juan de la Maguana
Hoy tenemos la dicha y la gran oportunidad de estar celebrando el Domingo Decimonoveno del Tiempo Ordinario. Celebrar es sinónimo de alegría, solo celebran los que están alegres y tenemos un salmo que nos invita a la alegría cristiana, nos dice el salmo 125: “El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres”, motivos para estar alegres tenemos de sobra, ante un Dios que se revela y derrama la copa de su bendición sobre nosotros sus elegidos.
Por su parte en el Evangelio encontramos que: “Después que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente”. Que acto tan delicado y hermoso por parte de Jesús, primero hace que la gente se sacie y luego se queda para despedir a la gente. Es bueno que sepamos que la mayor riqueza en nuestras comunidades cristianas y en nuestras parroquias son el recurso humano, la gente, por eso nosotros pastores al servicio de Cristo, trabajamos por Cristo, con la gente y para la gente, es decir, que no podemos maltratar a los hermanos, estamos llamados a cuidarlos, formarlos y promoverlos integralmente, teniendo como base el Evangelio que transforma y libera.
“Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar.” Otro detalle despide a la gente y luego se retira a la montaña a orar.Jesús lo entendió bien, él sabía que solo a los pies de su Padre en oración contemplativa y confiada podía aguantar y llevar a cabo su trabajo con la gente, solo así encontraba la fuerza para mantenerse de pie frente a un pueblo que demandaba acompañamiento, escucha y esto físicamente desgasta mucho a los elegidos de Dios. Solo de rodilla ante su Padre Dios era capaz de permanecer de pie frente a los suyos.
“Llegada la noche, estaba allí solo. Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario”. Este detalle de que se había hecho ya de noche nos dice que Jesús pasaba horas y horas en oración ante su padre. Mientras que la barca que puedes ser tu y puedo ser yo, es sacudida por las olas y el viento contrario y exigente de la vida.
De madrugada se les acercó Jesús, andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma. Jesús les dijo en seguida: “¡Ánimo, soy yo, no tengan miedo!” Esas palabras que dirige Jesús a sus amigos son claves para que ellos mantengan la confianza, serenidad y sosiego en ese momento tan amargo y difícil de duda e incertidumbre en medio del mar.
Pedro le contestó: “Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua.” Él le dijo: “Ven.” Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: “Señor, sálvame.” Es una gran enseñanza, con Cristo todo lo podemos, pero cuando nuestra fe flaquea, empezamos tambalear y a hundirnos en el océano de la vida.
En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: “¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?” En cuanto subieron a la barca, amainó el viento. Estemos seguros que él extenderás siempre su mano para que no nos hundamos nunca, no importa la furia del mar, aquí cuenta su auxilio y la confianza en él. Los de la barca se postraron ante él, diciendo: “Realmente eres Hijo de Dios.” Así mismo como Jesús subió a la barca de sus amigos, él quiere ahora subir a la barca de tu vida, esto no significa que no tendrás dificultades, pero sí con él vencerás todo tipo de problemas y todo lo que en ti sea parálisis, siempre que tu tengas la fe, pues él garantiza el milagro.
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