Martes, 2 de julio del 2024
Color: VERDE
- Primera Lectura. Am 3, 1-8;4,11-12: “A ustedes solos los escogí, entre todas las familias de la tierra; por eso les tomaré cuentas por sus pecados”.
- Salmo Responsorial. 5, 5-6.7.8: “Señor, guíame con tu justicia”.
- Evangelio. Mt, 8, 23-27:“¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y el agua le obedecen!”.
“La enseñanza de Jesús es un faro de esperanza: en la confianza plena y la entrega total a su amor encontramos la verdadera paz”
En el Evangelio nos encontramos con una escena intensa: Jesús, dormido en la barca, se despierta no solo a las olas tumultuosas sino a la fe temblorosa de sus discípulos. Su reacción, marcada por una reprimenda cargada de pasión —“¡cobardes! ¡qué poca fe!”—, no busca desalentarnos, sino todo lo contrario. Jesús nos invita a encontrar en la fe la calma que supera las tormentas de la vida, a confiar como Él confía, incluso en el silencio aparente de Dios.
La incredulidad de los discípulos, su asombro al preguntarse “¿Quién es éste?”, refleja nuestros propios momentos de duda. Nos enfrentamos a las tempestades de la existencia, y en la turbulencia, a veces, nos cuesta ver la divinidad y el poder de Jesús, ese llamado a sumergirnos en su corazón y dejarnos inundar por su gracia sin medida. Pablo nos recuerda que Jesús habita en nuestros corazones (Ef 3,17), siempre vigilante, siempre presente.
La vida, con sus vaivenes, nos somete a pruebas constantes. Nuestra fe se tambalea ante los desafíos, los miedos y las incertidumbres. Es en estas tormentas interiores donde se revela la verdadera esencia de nuestra confianza en Jesús. Hay que reconocer que solo Él puede serenar nuestras almas, y restaurar la paz es el primer paso hacia la verdadera tranquilidad.
Esta narrativa bíblica no es ajena a nosotros; simboliza cada jornada de nuestra existencia, recordándonos que el único refugio seguro ante las adversidades del mundo se halla en la gracia divina. El grito de auxilio de los discípulos es también el nuestro, en esos momentos en que percibimos a Dios como distante, cuando olvidamos que Jesús, lejos de estar dormido, tiene el timón de nuestras vidas.
Él está aquí, inquebrantable en su misión de salvación, guiado por el amor incondicional del Padre. Jesús no nos reprocha nuestra fragilidad; en cambio, nos desafía a entregarnos completamente a su amor, a superar el miedo y abrazar una fe que nos sostiene incluso en medio de la tormenta más feroz. La enseñanza de Jesús es un faro de esperanza: en la confianza plena y la entrega total a su amor encontramos la verdadera paz.
(Guía Litúrgica)
Si deseas recibir en tu móvil por WhatsApp, únete a este grupo: https://chat.whatsapp.com/KUofplJqn9v4YmiOuRpJF0