Sábado, 27 de mayo del 2023

Nuestra Señora del Sagrado Corazón

  • Primera Lectura. Hch 28, 16-20.30-31: “Vivió allí dos años enteros a su propia costa, recibiendo a todos los que acudían, predicándoles el reino de Dios”.
  • Salmo Responsorial. 10, 4.5 y 7: R/. Los buenos verán tu rostro, Señor”.
  • Evangelio. Jn 21, 20-25: “Muchas otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que los libros no cabrían ni en todo el mundo”.

Color: BLANCO

“Tú sígueme”

La devoción a Nuestra Señora del Sagrado Corazón se centra en la veneración del Corazón de Jesús, el cual es considerado el símbolo del amor divino y la fuente de la misericordia de Dios hacia la humanidad. En esta devoción, la Virgen María es vista como un modelo de amor y entrega al Corazón de su Hijo y como una intercesora para que podamos amar y entregarnos más plenamente a Dios. La imagen de Nuestra Señora del Sagrado Corazón nos muestra a la Virgen María sosteniendo el Corazón de Jesús en sus manos, simbolizando su íntima unión con su Hijo y su amor por Él. Esta imagen nos invita a unirnos a la Virgen María en su amor por Jesús y a seguir su ejemplo de entrega total a Dios. María nos enseña a amar a Jesús con todo nuestro ser, con un corazón dispuesto a amar y perdonar a los demás, a servir a los necesitados y a trabajar por la justicia y la paz. También nos enseña a confiar en la misericordia de Dios y a acudir a ella en momentos de necesidad, dolor y sufrimiento.

En el Evangelio, Jesús está hablando con Pedro sobre su futuro y cómo morirá por seguirle. Entonces, Pedro se voltea y ve al discípulo a quien Jesús amaba (probablemente Juan) y le pregunta: «Señor, ¿y este qué?» Jesús le responde: «Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué te importa? Tú sígueme». Esta breve conversación entre Jesús y Pedro nos invita a reflexionar sobre la importancia de centrarnos en nuestra propia misión y llamado, en lugar de compararnos con los demás. Pedro se distrajo y se preocupó por lo que le pasaría a Juan, y Jesús le recordó que su deber era seguirle a Él, sin preocuparse por lo que pasara con los demás discípulos. Esta es una lección importante para nosotros también. En nuestra vida, a menudo nos comparamos con los demás y nos preocupamos por lo que están haciendo o logrando, en lugar de centrarnos en nuestra propia misión y llamado. El Evangelio de Juan termina con una declaración sobre la vida y el ministerio de Jesús que nos invita a reflexionar sobre la profundidad y el alcance de su mensaje: «Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas y las ha escrito, y sabemos que su testimonio es verdadero. Y hay también muchas otras cosas que hizo Jesús, que, si se escribieran en detalle, pienso que ni en todo el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir».

Oración: Señor Jesús, que a través de la conversación entre Jesús y Pedro recordemos la importancia de seguir nuestra propia vocación sin compararnos con los demás. Y que la Virgen María, bajo el título de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, nos guíe y nos sostenga en nuestro camino de fe y amor, y nos ayude a ser verdaderos discípulos de su Hijo Jesús. Amén.

(Guía Litúrgica)

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