Sábado, 30 de marzo del 2024
Color: BLANCO
- Primera Lectura: Génesis 1,1-31;2, 1-2 / Salmo 103,1-2a.5-6,10.12.13-14.24 y 35 ó Salmo 32,4-5.6-7.12-13.20 y 22.
- Segunda Lectura: Génesis 22,1-18 / Salmo 15,5.8.9-10.11
- Tercera Lectura: Éxodo 14,15–15,1./ Salmo Éxodo 15,1-2.3-4,5-6.17-18 /
- Cuarta Lectura: Isaías 54,5-14 / Salmo 29,2.4.5-6.11.12a y 13b
- Quinta Lectura: Isaías 55,1-11 / Salmo Isaías 12,2-3.4bcd.5-6
- Sexta Lectura: Baruc 3,9-15.32-4,4 / Salmo 18,8.9.10.11
- Séptima Lectura: Ezequiel 36,16-28 / Salmo 41,3.5bcd;42,3.4 o Salmo 50,12-13.14-15.18.19
Terminada esta oración se encienden los cirios del altar y se canta el Gloria. Luego el celebrante procede a la Oración Colecta. Terminada la oración nos sentamos.
- Lectura: Romanos 6,3-11
Finalizada la lectura todos se levantan, y el sacerdote entona solemnemente el Aleluya que repiten todos.
- Salmo Responsorial: 117, 1-2.16ab-17.22-23: Este es el día en que actuó el Señor.
R/ Aleluya, Aleluya, Aleluya.
- Evangelio: Mc 16,1-7. “Vayan ahora a decir a sus discípulos y a Pedro que él irá antes que ustedes a Galilea; allí lo verán, como él se lo había dicho”.
“¡Cristo ha resucitado! ¡Aleluya!”
¡Feliz Vigilia Pascual! Nos reunimos esta noche con corazones rebosantes de alegría y esperanza para celebrar el evento más trascendental en la historia de la humanidad: ¡la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo! En esta noche santa, la luz de Cristo ilumina nuestras vidas y disipa las sombras del pecado y la muerte.
El evangelista Marcos nos relata el asombroso momento en que las mujeres llegaron al sepulcro con la intención de ungir el cuerpo de Jesús. Sin embargo, se encontraron con una sorpresa divina que cambió el curso de la historia: el sepulcro vacío y un mensaje celestial que resonó en sus corazones. Un mensaje que nos llega a todos hoy: “No teman. Buscan a Jesús Nazareno, el crucificado. Ha resucitado, no está aquí. Miren el lugar donde lo pusieron” (Mc 16, 6).
La Resurrección de Jesús no es solo un evento del pasado, sino una realidad viva y presente en nuestra vida cotidiana. Nos invita a vivir con la certeza de que el amor de Dios es más fuerte que la muerte, que la luz de Cristo siempre disipa nuestras tinieblas más profundas y que la esperanza en la Resurrección nos anima a enfrentar los desafíos de la vida con valentía y confianza.
El misterio de la Resurrección tiene un significado profundo para cada uno de nosotros como individuos y para la Iglesia en su conjunto. Para el cristiano, la Resurrección no es simplemente un evento histórico, sino una realidad que transforma nuestras vidas. Nos invita a superar nuestras propias tumbas de desesperación, miedo y pecado, para experimentar una nueva vida en Cristo.
En la vida de la Iglesia, la Resurrección es el fundamento de nuestra fe. Es la piedra angular que sostiene toda nuestra creencia. San Pablo nos recuerda: “Y si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra predicación, vana también vuestra fe” (I Cor 15, 14). La Iglesia, como Cuerpo de Cristo, encuentra su razón de ser en la Resurrección, llamada a ser testigo de la esperanza que brota de la tumba vacía.
En este año 2024, en medio de las incertidumbres y desafíos que enfrentamos como sociedad, la Resurrección de Cristo nos llama a renovar nuestra fe y a vivir como testigos de la esperanza que brota de la tumba vacía. Que este misterio nos inspire a ser portadores de la luz de Cristo en medio de la oscuridad, a ser instrumentos de su amor en un mundo sediento de esperanza y reconciliación. Que, en esta Vigilia Pascual, la alegría de la Resurrección llene nuestros corazones, nos fortalezca en la fe y nos impulse a vivir como discípulos alegres y esperanzados. Que la luz de Cristo, que ha vencido la oscuridad, brille en nosotros y a través de nosotros, para la gloria de Dios y el bien de toda la humanidad.
¡Cristo ha resucitado! ¡Aleluya!
(Guía Mensual)
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