Domingo, 16 de febrero de 2025
- Primera lectura: Jr 17, 5-8: Quien confía en mí será como un árbol bien plantado.
- Salmo Responsorial: 1: Será como un árbol plantado al borde de la acequia.
- Segunda lectura: 1Cor 15,12.16-20: Cristo es primicia de nuestra resurrección.
- Evangelio: Lc 6,17.20-26: Bienaventurados.
Color: VERDE
“Es sabio y tendrá razón el que pone su confianza en Dios”
Jeremías vivió un tiempo calamitoso de la historia de Judá, con el destierro definitivo a Babilonia. El profeta recibió de Dios el encargo de denunciar la pérdida de la fe, de la fidelidad a la Alianza, y también por las inconstancias políticas y militares que llevaron al pueblo a la ruina. En el pasaje de hoy formula una «maldición» y una «bendición». Para él es «maldito» -podría traducirse «insensato»- el que confía en sus propias fuerzas y actúa según los criterios del mundo, «apartando su corazón del Señor». Ese tal será estéril como un «cardo en la estepa». Mientras que es «bendito» -«sensato»- quien pone su confianza y sus criterios de conducta en el Señor: este sí será «un árbol plantado junto al agua, que no dejará de dar fruto».
Y tú, ¿en quién tiene puesta tu esperanza?, en ¿quién confías, verdaderamente?
En el Evangelio hemos leído las bienaventuranzas, una lectura que nos resulta chocante. ¿Cómo se puede llamar dichosos a los que lloran o a los pobres o a los perseguidos? La enseñanza de Jesús es paradójica. No va según nuestros gustos y los criterios de este mundo. El mundo de hoy -y el de todos los tiempos- nos promete otra lista de felicidades que no coinciden precisamente con la de Jesús.
En nuestra sociedad se considera felices a los ricos y a los que tienen éxito y a los que gozan de salud y a los que son aplaudidos por todos. Pero Jesús piensa de otra manera. Esto nos recuerda que ser cristiano no es fácil, que no consiste sólo en estar bautizados o hacer unos rezos o llevar unos distintivos, sino en creer a Jesús y fiarse de lo que nos enseña y en seguir sus criterios de vida, aunque nos parezcan paradójicos, seguros que nos está señalando una felicidad más definitiva que las que nos ofrece este mundo. Nos lo había dicho ya el profeta Jeremías en la primera lectura: es sabio y tendrá razón el que pone su confianza en Dios: ese es el que se puede considerar plantado a la vera del agua viva de Dios. Al contrario del que se fía de los hombres y vive según los criterios del mundo: ese no dará fruto alguno y no podrá llegar a la verdadera felicidad.
Los pobres y sencillos, los que no están llenos de sí mismos, son los preferidos y los destinatarios de la gracia de Dios y los que mejor acogen el anuncio del Reino. Como fueron las personas sencillas -María y José, los pastores, los magos de Oriente, los ancianos Ana y Simeón- los primeros en reconocer al Mesías en aquel niño recostado en un pesebre. Mientras que los ricos y los que se creen sabios ya lo saben todo y no necesitan de ningún Maestro ni de ningún Salvador.
Eso no significa que a Jesús le guste la pobreza y que la gente llore y sea injustamente tratada, o que nosotros no tengamos que luchar contra la pobreza y el hambre y las injusticias y el dolor en este mundo. No son felices los pobres por ser pobres, o por pasar hambre o sufrir injusticias. La pobreza no es el ideal de la vida. Lo que significan las bienaventuranzas es que no debemos poner nuestro corazón en los bienes materiales y en los éxitos sociales.
Jesús llama felices a los que están vacíos de sí mismos y abiertos a Dios, y lamenta la suerte de los autosuficientes y satisfechos, porque se están engañando. Los pobres son felices porque Dios los tiene por preferidos, ese Dios que derriba a los poderosos de su trono y ensalza a los humildes, que despide vacíos a los que se creen ricos y llena de bienes a los pobres, como cantó María en su Magníficat. Son felices porque, a pesar de lo que tengan que sufrir, están abiertos a Dios y no pierden la paz ni el sentido de la vida, porque no han puesto su felicidad en las riquezas ni en el prestigio humano. Que el Señor aumente nuestra paciencia, nuestra fe y nuestra confianza en Él. Amén.
(Guía Mensual)
Aquí podrás escuchar el Evangelio y la reflexión para hoy:
Si deseas recibir en tu móvil por WhatsApp, únete a este grupo: https://chat.whatsapp.com/LpG5T2vq07kFMUGgU8WeUc
Para donaciones: https://www.paypal.me/padredomingovasquez
¿QUE DECIR DEL AMOR Y DE LA AMISTAD?
América Latina: 4 décadas evangelizando
Eucaristía por XXXIII Jornada Mundial de los enfermos en Catedral Primada de las Américas