Jornada Mundial por los enfermos
Domingo, 11 de febrero del 2024
- Primera lectura: Lev 13, 1-2.44-46: Mientras le dure la lepra, seguirá impuro.
- Salmo Responsorial: 31: Alégrense justos, y gocen con el Señor.
- Segunda lectura: 1Cor 10, 31-11: Lo que hagan, háganlo para gloria de Dios.
- Evangelio: Mc 1, 40-45: Si quieres, me puedes dejar limpio.
Color: VERDE. II Semana del Salterio
“Como discípulos de Jesús nos damos cuenta (de) que estamos llamados a dignificar la vida de los maltratados”
La vida del cristiano está volcada para dar gloria a Dios. La gloria que se brinda a Dios pasa por el hermano, es lo que vemos en el Evangelio: Jesús no discrimina al leproso, al contrario, le extiende la mano, le invita a aproximarse, y luego le toca. Jesús nos muestra el lenguaje del cristiano, que es la cercanía y la proximidad con el que sufre.
La comunidad cristiana, por tanto, está llamada a dar gloria a Dios, convirtiéndose en casa de gracia donde los seres humanos se encuentran unos con otros de forma curativa; nuestra comunión tiene que generar la cura de los demás y la personal. En el gesto evangélico de Jesús hacia el leproso, nos está desafiando como cristiano, a no solo escuchar al que es excluido sino a acercarlo y a curarlo. No podemos permanecer indiferentes ante el dolor y el sufrimiento, aunque esto en muchos momentos nos indisponga con el sistema político o económico de turno. Como discípulos de Jesús nos damos cuenta (de) que estamos llamados a dignificar la vida de los maltratados, y para esto es necesario comprendernos como una Iglesia en salida, que no tiene temor a accidentarse y a exponerse si se trata de vivir junto al pueblo en sus luchas y necesidades.
Debemos, también, aprender del leproso el modo de la oración de súplica. Nos da un paradigma para comprendernos como mendigos delante de Dios: “Si quieres, puedes limpiarme”. Es la oración de confianza y abandono en la voluntad de Dios, no es la exigencia caprichosa del que ora desde su propia voluntad, y busca que sea Dios el que entre en la estrecha voluntad que la persona ha pensado para sí misma. La oración del leproso se abre a la providencia de Dios, como decimos tantas veces en el Padre Nuestro, “hágase tu voluntad…” Aunque esto se convierte en rutina, hoy es un buen día para preguntarnos si estamos realmente viviendo desde la voluntad de Dios o desde nuestros propios proyectos o planes.
Señor, ayúdame a entrar en tu voluntad, y que mi vida sea movida por tus mismos sentimientos de amor y que pueda reconocer tu voluntad en la vida de mis hermanos, y servirte desde ellos para mayor gloria de tu nombre.
(Guía Litúrgica)
Si deseas recibir en tu móvil por WhatsApp, une a este grupo: https://chat.whatsapp.com/KUofplJqn9v4YmiOuRpJF0