Memoria Obligatoria: Santa Catalina de Siena, Virgen y Doctora de la Iglesia
Lunes, 29 de abril del 2024
Color: BLANCO
- Primera Lectura. Hch 14, 5-18: “Levántate, ponte derecho”.
- Salmo Responsorial: 113 B, 1-2.3-4.15-16: “No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da la gloria”.
- Evangelio. Jn 14, 21-26: “El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama”.
“Escuchemos dócilmente la voz del Buen Pastor para que Él viva en nosotros”
Hermanos, una vez más la Palabra de Dios nos invita a la reflexión. En la primera lectura vemos cómo Pablo y Bernabé realizan milagros y curaciones entre los gentiles. Sin embargo, cuando la gente quiere adorarlos como si fueran dioses, ellos rechazan enfáticamente ese culto idolátrico. Nos recuerdan que solo hay un Dios verdadero que es el creador de todas las cosas.
A veces, nosotros también corremos el peligro de poner nuestra confianza en falsos ídolos como el dinero, el poder o la fama. Pero nada de esto puede salvarnos ni darnos la vida eterna. Solo Dios, por su inmensa bondad, nos cuida y provee todo lo que necesitamos. Debemos estar siempre agradecidos por sus dones, sin pretender nosotros mismos ser el centro. Cuando atendemos primero el Reino de Dios, cuando buscamos ante todo su voluntad, entonces Él proveerá también todas estas otras cosas (Mt 6, 33).
En el Evangelio, Jesús nos dice que el que lo ama guardará sus mandamientos. Y promete que Él y el Padre vendrán a hacer morada en nosotros. Esta es una invitación maravillosa a tener una relación íntima con la Trinidad a través de la oración, los sacramentos y las buenas obras. El Espíritu Santo mismo nos recordará las enseñanzas de Jesús y nos ayudará a vivirlas. No estamos solos en este camino.
Por eso, hermanos, perseveremos en el camino de la fe. Rechacemos toda idolatría y fijemos nuestros ojos sólo en Dios. Escuchemos dócilmente la voz del Buen Pastor para que Él viva en nosotros. Y aprendamos a amar a Dios y al prójimo poniendo en práctica ese amor en nuestra vida cotidiana, en los pequeños gestos y acciones ordinarias. El cristiano no es solo el que participa del culto, sino el que vive lo que celebra.
Si hacemos esto, si nos esforzamos por ser testigos del amor de Dios allí donde estamos, experimentaremos la verdadera alegría y tendremos la vida eterna. No perdamos las esperanzas ante las dificultades sino pidamos al Señor que aumente nuestra fe. Él nos acompaña siempre. ¡Ánimo! Con la ayuda de la gracia, podemos vivir en plenitud esta vocación sublime a la santidad.
Que María Santísima, la humilde esclava del Señor, interceda por nosotros y nos alcance de su Hijo la fuerza para ser fieles discípulos suyos en medio de este mundo necesitado de esperanza.
Sigamos pues el ejemplo de los apóstoles, predicando con valor el Evangelio allí donde estemos, con obras más que con palabras. No busquemos glorificarnos a nosotros mismos, sino dar gloria al Padre que está en los cielos, sirviendo a nuestros hermanos más necesitados. Si vivimos de esta forma radiante la fe, seremos testigos auténticos del amor salvífico de Dios manifestado en Cristo Jesús.
(Guía Litúrgica)
Si deseas recibir en tu móvil por WhatsApp, únete a este grupo: https://chat.whatsapp.com/KUofplJqn9v4YmiOuRpJF0