Martes, 18 de marzo de marzo del 2025
Color: MORADO. II Semana del Salterio
- Primera Lectura. Is 1,10.16-20: “Lávense, purifíquense, aparten de mi vista sus malas acciones”.
- Salmo Responsorial: 49,8-9.16bc-17.21 y 23: “Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios”.
- Evangelio. Mt 23,1-12: “El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”.
“Dios nos da siempre la oportunidad de levantarnos y comenzar de nuevo”
Queridos hermanos y hermanas: las lecturas de hoy nos invitan a reflexionar profundamente sobre nuestra relación con Dios y con los demás, recordándonos el llamado urgente a la conversión y el valor de la misericordia.
En el libro de Isaías, el Señor habla con firmeza a su pueblo: “Dejen de hacer el mal, aprendan a hacer el bien”. Este llamado no es simplemente una exhortación ética, sino un gesto de misericordia divina. Dios no quiere condenarnos, sino guiarnos hacia una vida plena. Como un Padre amoroso, nos muestra que cambiar nuestras acciones no solo es posible, sino necesario para vivir en comunión con Él. De ahí que el lema de este mes: “Nos das la feliz esperanza de arrepentirnos” encierra esta verdad: el arrepentimiento no es motivo de tristeza, sino una puerta abierta hacia la salvación.
El Salmo 49 refuerza esta idea: “Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios”. Este versículo nos recuerda que el camino del bien está siempre delante de nosotros, y que, al elegirlo, encontramos no solo paz interior, sino también la promesa de vida eterna. Sin embargo, este camino no se recorre en soledad; es Dios quien nos sostiene y nos guía en nuestra fragilidad.
En el Evangelio, Jesús denuncia la hipocresía de los fariseos y nos llama a la humildad: “El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”. La verdadera grandeza no se encuentra en el reconocimiento humano, sino en el servicio desinteresado y en la capacidad de acoger con humildad la misericordia de Dios. Jesús nos enseña que la humildad es el corazón de la conversión, porque nos permite reconocer nuestras faltas y confiar en el perdón divino.
La misericordia de Dios, entonces, no sólo nos perdona, sino que nos transforma. Nos da la fuerza para abandonar el mal, buscar el bien y caminar con humildad. Esta misericordia es la fuente de nuestra esperanza, porque sabemos que, sin importar cuántas veces caigamos, Dios nos da siempre la oportunidad de levantarnos y comenzar de nuevo.
Queridos hermanos, que este tiempo sea una ocasión para abrir nuestro corazón al Señor, permitirle moldearnos con su amor y encontrar en la humildad y la misericordia el camino hacia su salvación.
(Guía Litúrgica)
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Aquí podrás escuchar el Evangelio y la reflexión para hoy:
Lecturas: Lunes. IV Semana de Cuaresma. 31 de marzo del 2025
Moniciones: Lunes. IV Semana de Cuaresma. 31 de marzo del 2025
Homilía: Lunes. IV Semana de Cuaresma. 31 de marzo del 2025
Homilía: Él, la salud los enfermos de cuerpo y alma. 31 de marzo del 2025
EL HERMANO RESENTIDO
Lecturas: Sábado. III Semana de Cuaresma. 29 de marzo del 2025
LA CUARESMA Y SENTIDO DE LA VIDA
MUCHOS ESPECTADORES Y POCOS ACTORES