Sábado, 16 de marzo del 2024
Color: MORADO. IV Semana del Salterio
Homilía: V Domingo. Tiempo de Cuaresma. Ciclo B
- Primera Lectura. Jr 11, 18-20: “Pero tú, Señor de los ejércitos, juzgas rectamente, pruebas las entrañas y el corazón”.
- Salmo Responsorial: 7, 2-3.9bc-10.11-12: #Señor, Dios mío, a ti me acojo”.
- Evangelio. Jn 7, 40-53: “Algunos querían prenderlo, pero nadie le puso la mano encima”.
“Nicodemo defiende el derecho de Jesús a ser escuchado y juzgado justamente”
El pasaje de hoy, del libro de Jeremías, nos enseña sobre el valor de la fidelidad a la verdad, incluso en momentos difíciles. En nuestra vida diaria, también podemos encontrarnos en situaciones en las que la verdad y la fidelidad a Dios son desafiantes. Podemos enfrentar resistencia y oposición, pero al igual que Jeremías, debemos confiar en la providencia divina y perseverar en nuestro compromiso con la verdad y la justicia.
También, la lectura del Evangelio nos presenta la diversidad de opiniones sobre Jesús. Algunos están dispuestos a aceptarlo como el Mesías, mientras que otros dudan y cuestionan. En medio de este conflicto, vemos la figura de Nicodemo, un fariseo que busca la verdad con un corazón abierto. Aunque enfrenta la oposición de sus compañeros fariseos, Nicodemo defiende el derecho de Jesús a ser escuchado y juzgado justamente.
En nuestra sociedad actual, también nos encontramos con diversas opiniones y perspectivas. La diversidad puede ser una fuente de enriquecimiento, pero también puede generar conflictos. En este contexto, el valor de la reconciliación se vuelve fundamental. La reconciliación no significa renunciar a nuestras convicciones, sino buscar la unidad a través del amor, el diálogo y el respeto mutuo.
El lema que nos guía este año nos recuerda que nuestra misión como cristianos es transformar la nación con Jesús. Transformar implica cambiar, renovar y sanar. Y la reconciliación es la llave que nos permite abrir las puertas a la transformación. Al reconciliarnos con Dios y con nuestros hermanos y hermanas, contribuimos a construir un tejido social más sólido, basado en el amor y la justicia.
En este tiempo de oración, elevemos nuestras súplicas al Señor. Pidamos la gracia de ser fieles a la verdad, de tener corazones abiertos al diálogo y de ser agentes de reconciliación en un mundo que tanto lo necesita. Que, con Jesús a nuestro lado, en comunión y oración, podamos ser instrumentos de transformación para construir una nación guiada por los principios del Reino de Dios.
(Guía Litúrgica)
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