Color: MORADO

Domingo, 19 de marzo del 2023

Citas:

  • Primera lectura:1S 16,1b.6-7.10-13: Los hombres ven la apariencia, pero Dios ve el corazón.
  • Salmo Responsorial: 22,2-6: Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
  • Segunda lectura: Ef 5,8-14: Levántate de entre los muertos, y Cristo será tu luz.
  • Evangelio: Jn 9,1-41: ¿Crees en el Hijo del hombre?… Creo, Señor.

Jesucristo mismo es la luz del mundo que atraviesa todas las tinieblas

Con el cuarto domingo de Cuaresma «Laetare» ya estamos en la mitad del período penitencial antes de Pascua. «Laetare» significa «¡Alégrate!». La vida pública está paralizada. Hay una gran incertidumbre, la normalidad se está tambaleando. ¿Cómo está todo? Pero es precisamente en esta situación que podemos escucharlo: ¡Alégrense! El poder de la fe es particularmente evidente en tiempos de crisis. Pase lo que pase, estamos y estaremos seguros en las buenas manos de Dios.

Jesús sana a un hombre ciego de nacimiento. A través de Jesús entra la luz en la vida de esta persona. Jesucristo mismo es la luz del mundo que atraviesa todas las tinieblas: nos da la comunión con el Padre y nos hace partícipes de su relación con Dios. Él nos muestra cómo estamos realmente ante Dios. También nos libera de la ceguera, de la ilusión de que dependemos de nosotros mismos y de nuestras propias fuerzas.

Aparentemente los discípulos piensan que la ceguera del hombre es un castigo de Dios. Jesús lo ve de manera completamente diferente: «Ni él ni sus padres han pecado, pero la obra de Dios se ha de revelar en él”. Cuando estamos enfermos y miserables, parece que Dios está lejos. El mensaje cristiano quiere redimirnos de este malentendido. El amor de Dios siempre puede ser confiable, en las buenas y en las malas, en las alegrías y en las penas. No se puede simplemente leer el amor de Dios en nuestro bienestar terrenal, hay que dejar que Jesús nos lo diga a nosotros mismos, si es necesario también contra toda apariencia.

A pesar de todo, como cristianos podemos ser felices, no sólo el cuarto domingo de Cuaresma, sino todos los días. Desde esta alegría seremos testigos de una esperanza que trasciende infinitamente la crisis actual y más allá de todo lo terrenal

(Guía Mensual)

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