Domingo, 21 de abril del 2024
- Primera lectura: Hch 4, 8-12: “Ustedes lo crucificaron, pero Dios lo resucitó”.
- Salmo Responsorial: 117: “Den gracias al Señor porque es bueno”.
- Segunda lectura: 1Jn 3, 1-2: “Todavía no se ha manifestado lo que seremos”.
- Evangelio: Jn 10, 11-18: “El buen pastor expone su vida por las ovejas”.
Color: BLANCO
“EL PASTOR QUE DA LA VIDA”
Por P. Wilkin Castillo, San Juan de la Maguana
Estamos justo en el Cuarto Domingo de Pascua, dentro del ambiente de alegría por la Resurrección de Cristo. Este Domingo es conocido como el Domingo del Buen Pastor, la ocasión es oportuna para agradecer a Dios por el hecho de habernos regalado tantos buenos pastores y pedirle para que continue conquistando corazones de hombre generosos y entregados para esta ardua labor de pastorear su rebaño santo.
El Evangelio nos dicen: Que en aquel tiempo dijo Jesús: “Yo soy el buen Pastor.” El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estragos y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas.
Para poder hablar de la presencia de un Buen Pastor es porque ya hemos tenido la experiencia de un pastor malo, en este caso es el mismo Jesús que se presenta como el Buen Pastor. En el mismo texto se dan las características de un Buen Pastor al decirnos que este está dispuesto siempre a dar la vida por las ovejas, en contraposición de aquel que nos es un Buen Pastor, sino un simple asalariado y como asalariado al fin lo que le interesa es su pago no el bienestar del rebaño.
Las ovejas no les importan, no es su pasión dominante cuidarlas, ve este oficio como un trabajo, un sacrificio, una mortificación, no como lo que realmente debe ser una vocación. Es la razón por la cual cuando ve venir al lobo huye y abandona las ovejas, es una acción preclara de que es un asalariado, como asalariado al fin corre y no es capaz de defender las ovejas sin importarle que puedan morir por la causa en cuestión.
“Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.” Otra característica del Buen Pastor aquel que conoce sus ovejas y estas conocen su Pastor, es decir, hay un sentido de pertenencia y de vinculo bien arraigado por parte del Buen Pastor hacia el rebaño y del rebaño hacia el Pastor.
“Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor.” Pareciera que aquí está hablando Jesús de un enfoque teológico profundo, pues al parecer se refiere a aquellos que están alejados, quizás los indiferentes, personas frías y apáticas, alejados, incrédulos, autosuficientes, egocéntricos. Pero llegará un día paz y de luz en donde todos escucharan mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor.
“Por eso me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla.” Aquí parece que se refiere el Maestro al momento desesperante de muerte en cruz, si el grano de trigo no cae en tierra muere y queda infecundo, pero si muere, nace, crece y da fruto en abundancia. “Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente.” Su muerte como Buen Pastor fue voluntariamente aceptada y entregada. Tengo poder para quitarla y tengo poder para recuperarla. Él es Señor y Rey del universo. Este mandato he recibido de mi Padre.
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