- Primera lectura. Os 14, 2-10: Los caminos del Señor son rectos, por ellos caminan los inocentes, y en ellos tropiezan los pecadores”.
- Salmo Responsorial. 80 ,6c-8a.8bc-9.10-11ab.14 y 17: “Yo soy el Señor, Dios tuyo: escucha mi voz”.
- Evangelio. Mc 12, 28-34: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos”.
Color: MORADO
“Ama a tu prójimo como a ti mismo. Esto es lo que importa si tu vida tiene sentido y propósito”
En estos días de cuaresma miramos más allá del ahora y del hoy y nos preguntamos: ¿Por qué vivir? ¿Cuál es el propósito de nuestra vida? ¿Qué importan estas pocas décadas que nos toca vivir? ¿Qué es lo que importa? ¿Qué hace que mi vida tenga éxito?
Esa es exactamente la preocupación con la que el escriba se acerca a Jesús en el Evangelio de hoy. Quiere saber qué es lo más importante, sobre todo en la vida.
En ese momento había 248 mandamientos y 365 prohibiciones, es decir, un total de 613 leyes. No todos los mandamientos y prohibiciones pueden ser igualmente importantes. ¿Dónde se deben establecer las prioridades? Jesús responde en dos frases cortas: Primero, ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Segundo, ama a tu prójimo como a ti mismo. Esto es lo que importa si tu vida tiene sentido y propósito.
Un proverbio italiano dice: «El amor tiene dos hijas: la bondad y la paciencia». La paciencia es la forma cotidiana del amor. La bondad y la paciencia son las dos alas que hacen posible aterrizar el amor. Ese amor es un arte, el arte de los pequeños pasos.
Esto incluye, por ejemplo: tener tiempo y tomarse tiempo el uno para el otro. Esto incluye las pequeñas atenciones, la amabilidad simple, la ayuda brindada con gusto; saber qué hace feliz a la otra persona, anticipar y sentir qué le duele y qué le entristece.
Apreciados, hermanos, donde quiera que haya amor en este mundo, donde quiera que la gente dé alegría, donde quiera que alguien esté dispuesto a la reconciliación, donde quiera que alguien se esfuerce por tener paciencia y soporte al otro, donde quiera que alguien detenga la violencia y el engaño y comience a ser honesto y benevolente, donde quiera que alguien sustituya el bien por el mal… ¡ahí se hace visible el amor de Dios!
(Guía Litúrgica)
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