Color: MORADO
Domingo, 12 de marzo del 2023
Citas:
- Primera lectura:Ex 17,3-7: Golpea la roca, y de ella brotará agua para el pueblo.
- Salmo Responsorial: 94, 1-2 y 6-9: Demos vítores a la Roca que nos salva.
- Segunda lectura: Rom: 5,1-2,5-8: Hemos obtenido el perdón gracias a la fe.
- Evangelio: Jn 4,5-42: Los nuevos adoradores lo harán en Espíritu y en verdad.
Un manantial capaz de dar la vida eterna
Diác Julio Reyes Guillén: Compromisoscristianos@gmail.com
¿Cómo Jesús se atreve a entrar en contacto con alguien que pertenece a un pueblo impuro y despreciable como el samaritano? ¿Cómo se rebaja a pedir agua a una mujer desconocida? Aquello va contra todo lo imaginable en Israel. Jesús se presenta como un ser necesitado. Necesita beber y busca ayuda y acogida en el corazón de aquella mujer. Hay un lenguaje que entendemos todos porque todos sabemos algo de cansancio, soledad, sed de felicidad, miedo, tristeza, enfermedad grave o necesidad.
Las necesidades básicas nos unen y nos invitan a ayudarnos, dejando a un lado nuestras diferencias. La mujer se sorprende porque Jesús no habla con la superioridad propia de los judíos frente a los samaritanos, ni con la arrogancia de los varones hacia las mujeres.
Entre Jesús y la mujer se ha creado un clima nuevo, más humano y real. Jesús le expresa su deseo íntimo: Si conocieras el don de Dios, si supieras que Dios es un regalo, que se ofrece a todos como amor salvador. Pero la mujer no conoce nada gratuito. El agua la tiene que extraer del pozo con esfuerzo. El amor de sus maridos se ha ido apagando, uno después de otro.
Cuando oye hablar a Jesús de un agua que calma la sed para siempre, de un manantial interior, que salta con fuerza dando fecundidad y vida eterna, en la mujer se despierta el anhelo de vida plena que habita en todos: Señor dame de beber.
De Dios se puede hablar con cualquiera si nos miramos como seres necesitados, si compartimos nuestra sed de felicidad superando nuestras diferencias. Esta escena nos permite conocer cómo era Jesús. Un profeta que sabía dialogar a solas y amistosamente con una mujer samaritana, perteneciente a un pueblo impuro, odiado por los judíos. Un hombre que sabía escuchar el sufrimiento y restaurar la vida de las personas.
Si las personas más solas y maltratadas no se sienten escuchadas y acogidas por los que decimos seguir a Jesús. ¿Cómo vamos a introducir en el mundo su Evangelio sin sentarnos a escuchar el sufrimiento, la desesperanza y la soledad de tantos y tantas?
Por ello, decía San Agustín: Si quieres conocer a una persona, no preguntes por lo que piensa, pregunta por lo que ama.
Te invito a adorar a Dios en todo lugar, a dirigirnos a Él en cualquier momento y circunstancia de nuestra vida, a adorar a Dios en espíritu y verdad, a sentirnos necesitados y sedientos y a descubrir las necesidades, la soledad, la desesperanza y los sufrimientos de los demás.
Que Dios nuestro Señor, sea siempre prioridad en nuestras vidas.
Bendecido Domingo, día del Señor de su amigo y hermano en Cristo, Reverendo Diácono Julio Reyes Guillén.
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