Domingo, 14 de abril del 2024
- Primera lectura: Hch 3, 13-15.17-19: “Testigos de la resurrección”.
- Salmo Responsorial: 4: “Tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo”.
- Segunda lectura: I Jn 2, 1-5a: “Guardar la Palabra de Cristo”.
- Evangelio: Lc 24, 35-48: “Era tanta la alegría y el asombro, que no podían creerlo”.
Color: BLANCO
“LA ALEGRIA DEL ENCUENTRO”
Por P. Wilkin Castillo, San Juan de la Maguana
Seguimos afianzando nuestra fe en este ambiente de pascua, ya el tercer domingo, caracterizado por el gozo, la alegría y la luz de Cristo Resucitado. Que el Resucitado siga caminando junto a nosotros en este itinerario de profundización y vivencia de su palabra.
Por su parte en el Evangelio encontramos que: “En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan.” Sin duda esta experiencia de encuentro con Jesús marco la vida de estos dos discípulos, encontrarse con el condenado a muerte, el crucificado, ahora resucitado y glorificado, algo increíble y maravilloso.
El partir el pan y compartirlo es una manera muy especial de comunicarnos y manifiesta la calidad humana y la sensibilidad en solidaridad de las personas. Mientras hablaban, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “Paz a ustedes.” Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. La importancia de la conversación, antes eran dos que conversaban, ahora llega un tercero, Jesús ofreciéndoles la paz y colocándose en medio de ellos, él es y sigue siendo el centro de la conversación.
Él les dijo: “¿Por qué se alarman?, ¿por qué surgen dudas en su interior? Miren mis manos y mis pies: soy yo en persona. Pálpenme y dense cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como ven que yo tengo.” Sigue Jesús provocando seguridad y alegría en sus discípulos con sus apariciones, ahora es él quien invita a mirar sus pies y sus manos, comprobando que no es un fantasma, distanciándose así de la actitud de Tomás que es quien pide ver las heridas provocadas por los clavos y la lanza para poder creer.
Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: “¿Tienen ahí algo que comer?” Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Los discípulos seguían confundidos y no entendían muchas cosas, fue necesario que Jesús comiera delante de ellos, es decir, no fue suficiente que el Maestro les enseñara las heridas de pies y manos, tuvo que comer para ellos salir del asombro ante lo que estaban viendo. Y les dijo: “Esto es lo que les decía mientras estaba con ustedes: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse.” Sale la afirmación del Evangelio que dice: “Pasaran los cielos y la tierra, pero mi palabra no pasará.” Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras.
Al abrirles el entendimiento para que comprendan las escritura, Jesús hace un compromiso con los discípulos para que ellos ahora sean esos propagadores y multiplicadores de todo aquello que han visto y oído. Y añadió: “Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.” Ustedes son testigos de esto.
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