(Memoria obligatoria: San Idelfonso, Obispo)
Del 18 al 25 Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos
Martes, 23 de enero del 2024
Color: BLANCO
- Primera Lectura. II Sam 6, 12b-15.17-19: “David ofreció holocaustos y sacrificios de comunión al Señor”.
- Salmo Responsorial: 23, 7.8.9.10:¿Quién es ese Rey de la Gloria? Es el Señor en persona”.
- Evangelio. Mc 3, 31-35: “El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre”.
“Ya no existen barreras para el amor, la compasión, la justicia y la unidad en nuestras comunidades”
Muchas veces nos dejamos llevar por interpretaciones fundamentalistas de la Palabra. En tiempos de Jesús la palabra “hermanos” hacía referencia a hermanos biológicos, parientes o primos y hasta a miembros de la comunidad en contextos sociales y religiosos. Las enseñanzas de la Iglesia confieren al uso de “hermanos” en este texto un significado referente, pues, a los parientes cercanos o relacionados más amplios dentro de la comunidad de creyentes y no a los hermanos biológicos de Jesús.
A la pregunta sobre quiénes son la madre y los hermanos, la respuesta que ofrece Jesús redefine el concepto de familia. Ya su misión no es para sus consanguíneos. Su familia es la universalidad de todas las personas. En Jesús ahora existe un vínculo espiritual entre todos que se extiende más allá de las relaciones biológicas. Existe una unidad en un proyecto que persigue un fin: el Reino. Dios es prioridad y nuestras acciones como hermanos es lograr la unidad y seguir la voluntad del Padre. Yo soy tu hermano y tú ahora eres el mío. Tú también eres mi madre. Ya no existen barreras para el amor, la compasión, la justicia y la unidad en nuestras comunidades.
Como hijos y hermanos de un mismo Padre Dios, podemos danzar entusiasmados como David y compartir el pan agradeciendo al dador de la vida. Juntos y unidos podemos alabar y gozarnos en la presencia divina que se manifiesta siempre en la cotidianidad de la vida. Ofrendamos gracias por todo y todos, confiemos en la presencia salvífica del Espíritu y regocijémonos al celebrar la vida. Hoy es día de unidad y de apertura. Rompamos las barreras humanas que nos dividen y distancia. Volvamos a sabernos hermanos y retornemos al cumplimiento de la voluntad de Dios: que todos seamos uno como lo es Él en y con el Padre y el Espíritu. ¡Amén!
(Guía Litúrgica)
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