Memoria Obligatoria: San Estanislao de Cracovia, Obispo y Mártir
Jueves, 11 de abril del 2024
Homilía: III Domingo de PACUA. Ciclo B
Color: BLANCO
- Primera Lectura. Hch 5, 27-33: “El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien ustedes mataron, colgándolo de un madero”.
- Salmo Responsorial: 33, 2.9.17-18.19-20: “Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha”.
- Evangelio. Jn 3, 31-26: “El que cree en el Hijo posee la vida eterna”.
“Es fundamental reconocer la importancia de la comunidad y el apoyo mutuo entre creyentes”
Nuevamente vemos a las autoridades religiosas atacar a los apóstoles por estar enseñando en nombre de Jesús. El Sumo Sacerdote, al hacerles la pregunta, esperaba una respuesta que justificara sus acciones. Sin embargo, Pedro y los demás apóstoles, guiados por el Espíritu Santo, respondieron con valentía y claridad, afirmando que debían obedecer a Dios antes que a los hombres.
Hoy día hay muchas verdades que la gente no quiere escuchar. Prefieren vivir en la mentira que le enseñan las redes, la publicidad o los influencers de moda. Buscan silenciar la verdad basados en teorías, ideologías o excusas sin fundamento. Este pasaje bíblico nos invita a reflexionar sobre la importancia de seguir las enseñanzas de Dios y no ceder ante las presiones del mundo. Por más veraces que parezcan los que proclaman las mentiras o más altos suenen sus argumentos, no podemos dejar de anunciar lo que Dios nos ha enseñado como verdadero, honorable, justo, puro, amable y digno.
En ocasiones puede resultar difícil mantener una postura cuando todos te critican o insisten en lo contrario, pero como cristianos debemos recordar que nuestra lealtad debe estar siempre del lado de lo que Dios nos ha enseñado a través de su Palabra. Los apóstoles no se atemorizaron y enfrentaron a las autoridades religiosas de su tiempo y, a pesar de las circunstancias, permanecieron fieles a su mensaje. Al igual que ellos, estamos llamados a tomar el liderazgo, siendo valientes y comprometidos con nuestros valores, incluso en entornos desafiantes.
A veces nos sentiremos tentados a ceder en nuestros principios y valores, por la presión o por querer ser aceptados socialmente, pero se nos invita a permanecer firmes en nuestra fe y constantes en decir lo que sabemos que Dios nos pide proclamar, sin importar las consecuencias. La lectura nos dice que sus respuestas los exasperó y que decidieron acabar con ellos. Muchos de los apóstoles terminaron encarcelados, golpeados y hasta asesinados por defender la verdad. Quizás no nos toque como a ellos arriesgar la vida, pero también nosotros, a través de la oración -que nos anima a cumplir la voluntad de Dios-, el estudio de su Palabra y la guía constante del Espíritu Santo, podremos enfrentar las presiones y ser fieles al Evangelio, aunque nos cueste ser incomprendidos, perder la fama, los amigos o el aprecio de ciertas personas.
En este contexto, es fundamental reconocer la importancia de la comunidad y el apoyo mutuo entre creyentes. La unión y la oración colectiva se convierten en herramientas poderosas para fortalecer nuestra fe y resiliencia. Al igual que los primeros cristianos, que se congregaban para orar y fortalecerse mutuamente, debemos buscar el apoyo en nuestra comunidad de fe, compartiendo experiencias, alentándonos unos a otros y creciendo juntos en el conocimiento de la Palabra de Dios, para conocer su voluntad en nosotros. Este sentido de comunidad nos ayuda a no sentirnos solos en nuestra lucha por mantenernos firmes en nuestras creencias y valores, recordándonos que, al igual que los apóstoles, somos parte de un cuerpo mayor, unido por la fe en Jesucristo y por el compromiso de vivir según sus enseñanzas, no importan los desafíos que enfrentemos.
(Guía Litúrgica)
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