16 de abril del 2023

  • Primera lectura. Hch 2, 42-47: “El Señor agregaba a la comunidad a los que aceptaban la salvación”.
  • Salmo Responsorial. 117: “Este es el día en que actuó el Señor”.
  • Segunda lectura. 1P 1, 3-9: “Dios Padre, por su amor, nos engendró para una nueva vida”.
  • Evangelio: Jn 20, 19-31: “Bienaventurados los que creen sin haber visto”.

Color: BLANCO

Ocho días después

Diác Julio Reyes Guillén: Compromisoscristianos@gmail.com

Queridos hermanos y hermanas: Cuando Cristo se aparece a sus discípulos les dice: «La paz esté con ustedes». Cristo les regala la paz, su paz. La necesitaban, por el miedo que tenían. La necesitaban, para aquietar su mente y su corazón en el presente y de cara al porvenir.

A todos nosotros, Dios nos da la paz, no sólo a unos pocos privilegiados. Una paz que de ahora en adelante nadie nos quitará, ni siquiera las tribulaciones y situaciones que podamos estar viviendo o la que nos pueda producir la muerte. Este don de la paz que Cristo ofrece a los discípulos, también es para todos nosotros. Cristo nos ofrece su paz y nos invita a trasmitirla a los demás, estamos llamados a ser instrumentos de su paz.

La paz es el don por excelencia de Cristo crucificado y resucitado, fruto de la victoria de su amor sobre el pecado y sobre la muerte. 

Les invito a que en esta semana, en el trasncurso del día, en medio de nuestros afanes, dificultades y problemas digamos: «Jesús, en ti confío». Esta jaculatoria, que rezan numerosos devotos, expresa muy bien la actitud con la que también nosotros queremos abandonarnos con confianza en tus manos, oh Señor, nuestro único Salvador.

Que acojamos con fe la presencia de Dios en medio de nosotros. Recordemos que cuando Jesús vuelve a presentarse a los ocho días, el narrador menciona que todavía las puertas siguen cerradas. Por lo tanto, no es sólo Tomás quien ha de aprender a creer con confianza en el Resucitado. También los demás discípulos han de ir superando poco a poco las dudas y miedos que todavía les hacen vivir con las puertas cerradas. Y también nosotros hemos de aprender a confiar en Dios y a vivir con las puertas abiertas.

Que Dios nuestro Señor, sea siempre prioridad en nuestras vidas.

Aleluya, aleluya!!! Bendecido Domingo, día del Señor de su amigo y hermano en Cristo. Rdo. Diác Julio Reyes Guillén.

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