Domingo, 24 de marzo del 2024
- Procesión: Mc 11,1-11: Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David. ¡Hosanna en el cielo!
- Primera lectura: Is 50,4-7: El Señor me ha dado labios persuasivos.
- Salmo Responsorial: 21: Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?
- Segunda lectura: Filp 2,6-11: Se anonadó a sí mismo y tomó la condición de esclavo.
- Evangelio: Mc 14,1-15,47: Realmente este hombre era hijo de Dios.
Color: ROJO. II Semana del Salterio
“En su humildad, se hizo hombre y se sometió incluso a la muerte en la cruz”
En estas lecturas, se nos revela el misterio de la entrega, el servicio y el sacrificio que culminan en el sacrificio redentor de nuestro Señor Jesucristo.
Comenzamos con el pasaje de Isaías, donde encontramos la figura del «Siervo del Señor», un retrato profético de Jesús. Este Siervo, lleno de sabiduría y enseñanza, enfrenta la adversidad con valentía. A pesar de los insultos y la persecución, no se aparta de la voluntad divina. Aquí, anticipamos la figura de Cristo, quien, en su pasión, acepta el sufrimiento en obediencia al Padre para la redención de la humanidad. Este Siervo es un modelo para nosotros, llamados a seguir el camino de la entrega y la obediencia, incluso cuando enfrentamos dificultades.
En la Carta a los Filipenses, el Apóstol Pablo nos presenta el himno cristológico que describe la humillación y exaltación de Cristo. Jesús, siendo de naturaleza divina, no consideró la igualdad con Dios como algo a lo que aferrarse. En su humildad, se hizo hombre y se sometió incluso a la muerte en la cruz. La exaltación de Cristo después de su sacrificio nos revela la victoria sobre el pecado y la muerte. Este himno nos llama a imitar la actitud de Cristo, buscando la humildad y el servicio desinteresado en nuestra propia vida.
Finalmente, llegamos al Evangelio según San Marcos, que nos presenta la narrativa apasionante de la Pasión y Muerte de Jesús. Desde el ungüento derramado por la mujer en Betania hasta el momento en que Jesús exhala su último aliento en la cruz, somos testigos de la entrega total de nuestro Salvador. Jesús enfrenta la traición, la negación y el abandono, todo por amor a nosotros y en obediencia al plan divino de redención. La cortina del templo se rasga, simbolizando el acceso directo a Dios para todos a través de la muerte de Cristo.
En estas lecturas, se nos presenta el drama de la salvación, donde la obediencia, la humildad y el sacrificio se entrelazan para ofrecernos el regalo inigualable de la vida eterna. En esta temporada de Cuaresma, estamos llamados a reflexionar sobre nuestra propia respuesta a este sacrificio redentor. ¿Cómo respondemos al amor desbordante de Dios manifestado en la cruz?
Que el misterio de la Pasión y Muerte de nuestro Señor Jesucristo resuene en nuestros corazones, transformándonos y guiándonos hacia una vida de amor, servicio y entrega. Que vivamos con gratitud por la redención que se nos ha dado y que, al seguir a Cristo, podamos compartir la esperanza de la Resurrección.
(Guía Litúrgica)
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