Domingo Vásquez Morales

Me peché con esta imagen en una pared de Facebook, quise compartirla con algunos feligreses de la parroquia san Ramón Nonato, en Los Mameyes, Santo Domingo Este y quiero compartir por esta vía la reacción de algunos de ellos.

Convendría detenernos unos 30 segundos para leer el capítulo 3 de san Marcos, en los versículos del 3-5:

Y mientras Jesús les anunciaba la Palabra, cuatro hombres le trajeron un paralítico que llevaban tendido en una camilla.

Como no podían acercarlo a Jesús a causa de la multitud, levantaron el techo donde él estaba y por el boquete bajaron al enfermo en su camilla.

Al ver la fe de aquella gente, Jesús dijo al paralítico: ‘Hijo, se te perdonan tus pecados.

Unidos por un mundo incluyente, que busca compartir la felicidad y el gozo de ayudar a nuestros hermanos especiales.

Ahí podemos ver la solidaridad de los jóvenes. Podemos darnos cuenta que tenemos jóvenes todavía valientes y con un corazón nobles

Maravillosa imagen, pues en ella hay un gran ejemplo a seguir, pues estos chicos nos están gritando a boca abierta que hay fe, que hay esperanza, que Jesús está ahí, en especial el joven en la silla de ruedas; cuánto amor para con un hermano, Dios les bendiga abundantemente y conceda los anhelos de sus corazones, según su santa voluntad y su inmensa Misericordia.

De esto se trata la comunidad: ¡compartir, llevar a otros hacia Jesús, es la obra más sublime en la expresión humana cuando somos capaces de entregar todo a Dios, no importa lo grave o grande que sea!

Se puede comparar al evangelio en el que un grupo de hombres abre un hoyo en el techo para hacerle llegar el paralítico a Jesús.

Se le puede agregar un mensaje que indique, que a veces más que tu fe, la que te salva es la fe de la gente de las que te rodeas.

Dios bendiga rica y abundantemente al Papa Francisco y a todos esos jóvenes que participaron en la Jornada Mundial de la juventud. Por su entrega y trabajo todos esos días. Hicieron una gran labor.

Por lo que puedo apreciar en esta imagen, se trata de un grupo de franceses, (según las banderas que se ven) celebrando la victoria del minusválido que está en la silla de ruedas que ellos tienen levantada, haciéndonos saber que con Dios todo es posible ya que aún, teniendo una discapacidad para caminar no quita que haya podido participar en una competencia y ganar la misma.

También se ve reflejada la alegría de haber ganado dicha competencia y a la vez se ve la unión de las personas que celebran con el

Para conquistar el mundo solo basta tener el deseo, poder superar una meta y con Dios, plan, esfuerzo y constancia se llega a la mera deseada.

Somos nosotros mismos quienes perdemos la fe de conseguir metas y quien no sueña en grande, tampoco consigues metas grandes.

Una buena imagen que habla de la fe de ese joven, de la resignación, sumisión y aceptación con amor de su condición: ser una persona especial. Conforme a los designios de Dios y un fiel creyente y seguidor de Cristo vivo

Ante Dios todos somos iguales, no importa la condición.  Jesús nos invita a ayudar para encontrar a Dios en nuestros corazones. Y una manera de ayudar es aceptarnos y aceptar la otra persona como es.  Jesús es el camino, y la verdad y la vida y caminar con él implica apoyarnos en las debilidades, pero con la esperanza de hacer un mundo mejor.

No hay inclusión sin fraternidad. “En este tiempo, en el que escuchamos diariamente boletines de guerra, vuestro testimonio es un signo concreto de paz, un signo de esperanza para un mundo más humano y fraterno” (Papa Francisco).

Me recuerda la parábola del paralítico que no podía ver a Jesús debido a la multitud y sus amigos hicieron un hueco en el techo, en esta ocasión  sus amigos han decidido cargarlo lo más alto posible para poder ver a su santidad, en ambas situaciones mi conclusión es qué hay que saber escoger bien a nuestros amigos, ellos son los que en ocasiones nos darán ese empujón para acercarnos a Jesús o, por el contrario, quienes nos alejarán de Jesús, ya que son los que más cerca están de nosotros y con quienes compartimos cada día.

Aunque hace más de 2000 años cuando unos hombres bajaron  por el techo a un paralítico porque era tanta la multitud que no encontraban como llevárselo a Jesús; así sucede hoy con este joven, su impedimento no fue motivo para no ir a esa jornada mundial de la juventud a encontrarse con Jesús dónde los que estaban a su lado viendo su alegría y entusiasmo de vivir ese encuentro con Jesús, lo levantaron y pudo ver al Santo Papa, así mismo El Señor nos invita a no quedarnos sentados y levantarnos a seguirle porque solo en Él encontramos la verdadera respuesta a nuestras necesidades.

Waooo, que bien, y que fuerte, que fuerza de voluntad, Dios lo siga bendiciendo, y qué humanitarios esos jóvenes, excelente imagen, nos habla sobre la solidaridad, ayudar al hermano necesitado es un gran acto de amor.

(Perdón por omitir los nombres)

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