Memoria Libre Santa Joaquina de Vedruna, Santa Rita de Casia, Religiosas
Miércoles, 22 de mayo del 2024
Color: VERDE o BLANC O
- Primera Lectura. Stgo 4, 13b-17: “Si el Señor lo quiere y vivimos haremos esto o lo otro”.
- Salmo Responsorial. 48, 2-3.6-7.8-10.11: “Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos”.
- Evangelio. Mc 9, 37-39: “El que no está contra nosotros está a favor nuestro”.
“Hay que trabajar por la unidad, por no dejar que la división vaya ganando terreno en nuestra vida de fe”
La vida es incierta, y este versículo de Santiago (4,13) lo confirma. En las palabras del apóstol, se nos recuerda que no podemos predecir el futuro y ser arrogantes en nuestras ambiciones. Más bien, debemos buscar la voluntad de Dios en nuestras acciones y decisiones. Esta lectura puede ser un recordatorio útil para aquellos de nosotros que tendemos a ser muy planificadores y controladores. Nos recuerda que la vida es incierta y que necesitamos buscar la voluntad de Dios en nuestras decisiones. Al hacerlo, podemos encontrar la paz y la dirección que necesitamos para avanzar en nuestras vidas con propósito y significado
El versículo mencionado nos recuerda que debemos buscar la voluntad de Dios en nuestras decisiones diarias. En lugar de planificar y tomar decisiones basadas únicamente en nuestras propias y limitadas percepciones de lo que es «mejor», deberíamos buscar la guía y la sabiduría del Señor. Esto significa pasar tiempo en oración y meditación, y buscar la dirección del Espíritu Santo.
En tiempos de incertidumbre y crisis, es fácil volverse caótico y también tratar de asumir el control de todo. Este pasaje de Santiago nos recuerda que hay ciertas cosas que simplemente están fuera de nuestro control. En lugar de caer en la desesperación, debemos confiar en el Señor y buscar Su voluntad. Sabiendo que Dios está en control y tiene un propósito más grande en nuestras vidas nos da una perspectiva más amplia y nos ayuda a encontrar la paz en medio de la incertidumbre.
En el Evangelio de hoy se nos presenta la situación con la que se encuentra el Señor. Hay personas que expulsan demonios en su nombre y no son de los que Él llamó especialmente; no son los del grupo de Jesús. Sin embargo, el Espíritu de Dios actuaba también en ellos. Se nos presenta así la vieja pretensión-tentación de tener la verdad en exclusiva y sentirnos con el «poder» de controlar a todos los demás, repartiendo patentes de ortodoxia, de pertenencia.
Hoy sigue estando presente esa tendencia a pensar que sólo nuestro grupo, nuestro movimiento, es el único que tiene la verdad y que los otros no tienen ni siquiera razón de existir. Esta actitud sucede incluso cuando se piensa que tal o cual sacerdote o tal o cual líder religioso es el que tiene la exclusiva para la construcción del Reino.
Hoy el Señor nos llama a buscar puntos de encuentro, tender la mano a todos los colaboradores que quieran luchar contra los demonios de nuestro mundo, reconocer la bondad ajena, tener mucha paciencia porque cada uno coopera de diferente manera a la única misión de la Iglesia que es evangelizar. No seamos, pues, de los que criticamos u obstaculizamos la extensión del Reino, sino unámonos en un solo Espíritu para que podamos llegar a la unidad en la diversidad.
Hay que trabajar por la unidad, por no dejar que la división vaya ganando terreno en nuestra vida de fe. Por eso es importante pedir la gracia del discernimiento. ¿Nuestra actitud cotidiana se parece a lo que manifestaron los discípulos? ¿Caemos en la pretensión-tentación de tener la verdad en exclusiva? Estas preguntas dan mucho material para reflexionar y examinar nuestras actitudes, a veces intolerantes, a veces de envidia pensando que el proyecto de Jesús es exclusivo de nosotros. Oremos para que el Señor nos dé discernimiento, especialmente para tener la humildad de reconocer el bien obrado fuera de los muros de nuestra congregación.
(Guía Litúrgica)
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