Pbro. Felipe de Jesús Colón Padilla (Párroco de la Parroquia Jesús Maestro)
Recientemente salió en las redes sociales una entrevista realizada por un periodista al papa Francisco, sobre cuál es su opinión de la actual situación que se vive en Nicaragua.
El Romano Pontífice observa con mucho respeto: “un desequilibrio de la persona que dirige”, en clara referencia a Daniel Ortega, es decir un dictador con desequilibrio emocional.
También expresó que el país centroamericano vive un tipo de “dictadura grosera”, con ribetes de dictadura comunista del 1917 o hitleriana de 1935.
Nicaragua es un país ubicado en América Central, su lema es: “En Dios confiamos”. Su población es de 6.851 millones de habitantes. El actual presidente está en su tercer período de gobierno. Ha gobernado en los siguientes periodos: 2007-2012; 2012-2017; 2017- actual. Es bueno recordar que ya ejerció el cargo de presidente en el período de 1985-1990.
Y fue Coordinador de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional: 1981-1984.
José Daniel Ortega Saavedra, nació el 11 de noviembre de 1945, en el municipio La Libertad del departamento de Chontales. Tiene 77 años de edad. Su esposa es Rosario Murillo, que además es la vicepresidente del país. Tiene ocho hijos.
Cito algunas características de la personalidad de un dictador: autoritario, un alto grado de narcisismo, desconfiado, ataca a sus opositores con señales claras de psicopatías malignas de megalomanía casi imposibles de controlar. Son mentirosos profesionales, sin compasión, suelen ser sádicos (crueles) y poseen un apetito insaciable de poder.
El presidente Ortega ha atacado a la Iglesia, que se ha resistido a su cruel dictadura. Poner una condena de prisión 26 años a Monseñor Rolando Álvarez, es una señal de su desesperación y desequilibrio mental. El obispo auxiliar de Managua, Monseñor Silvio Báez, tuvo que salir del país, pues su vida corría peligro.
Ha prohibido que durante la Semana Santa, los fieles católicos realicen las tradiciones procesiones penitenciales por las calles de la ciudad.
Además, ha cerrado emisoras de radio católicas, universidades, ha profanado las imágenes de los templos, ha expulsado sacerdotes y religiosas extranjeros.
El papa Francisco no está muy lejos de lo que ha dicho. Su radicalidad descontrolada es por su deseo desmedido de eternizarse. Ortega, se cree dueño de sus conciudadanos. La pena es que haya otros nicaragüenses que lo apoyen en sus acciones agresivas y absurdas. La libertad es uno de los dones más genuinos que Dios nos ha dado. La dictadura nos encierra en una espiral de amargura, de coacción a la libertad de expresión. Cuantos inocentes mueren en procura de una deseada libertad. La democracia no es un sistema perfecto, pero supera a los otros, como el socialismo y el comunismo. El papa Francisco no cierra las puertas a posibles soluciones. El dialogo sincero y democrático será el camino para que Nicaragua sea un país que postule la bandera de la libertad.
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