P. Luis Alberto De León Alcántara Email: albertodeleon_011@hotmail.com

Estamos en la época del GPS. Ya para llegar a un lugar sólo necesitamos Internet y señal, lo demás se resuelve en el camino. Es decir, hoy tenemos muchas facilidades para lograr y alcanzar cosas, nuestro mundo cada vez más se vuelve más fácil, cómodo y rápido. Estamos tan avanzados que incluso, ya hasta vienen celulares con control remoto para apagar y encender la TV, abrir o cerrar un vehículo. En fin, vivimos en una sociedad donde constantemente se persigue una vida con el mínimo esfuerzo humano y prima un interés enorme por dejar a un lado lo que implique sacrificio.

Sin embargo, no hay un GPS de la felicidad; tampoco se encuentra esta virtud en las tiendas, supermercados ni mucho menos en una farmacia. No sucede así, ya que, si se diera de esta manera, a lo mejor el concepto de felicidad fuera equivalente a satisfacción personal, a necesidad momentánea. Tendríamos una felicidad desechable: usada y luego tirada. Porque en el mundo donde habitamos, lo que fácil se consigue, fácil se va. Por consiguiente, la felicidad no es lo que se imagina nuestra mente ni las emociones repentida del corazón. 

Ahora bien, dado que la felicidad no tiene el esquema y la estructura que hemos diseñado para las realidades humanas que necesitamos, y tampoco se puede tocar ni utilizar a nuestro antojo, es preciso entonces comprender de entrada, que la felicidad está en otro lado, no donde creíamos que estaría. La felicidad es algo importante y sublime, que lleva al ser humano a trascender para comprender el sentido de la existencia y le ofrece la razón para entender sus acciones cotidianas. 

Entonces, ¿qué es la felicidad?, ¿dónde la podremos encontrar?, ¿solamente existen momentos felices, como se suele repetir?, ¿realmente, la gente quiere ser feliz o ha tirado la toalla? Porque no es un secreto para nadie que, para el ciudadano común, la felicidad es sentirse bien, estar en paz con uno mismo, es hacer lo que siente el corazón, sin hacerle daño a nadie. Y pareciera que sí, que eso felicidad, pero en el fondo, todo lo anterior es solamente cuidado, protección y emoción por un rato.

Dando una respuesta concreta y precisa, la felicidad es una tarea interior, como afirma John Powers. Es una actitud ante la vida que se va desarrollando lentamente. Felicidad es asumir lo que duele, pero que al final deja la alegría de haber hecho lo oportuno. Ser feliz es ayudar a que la humanidad sea un lugar habitable con mis acciones, pues cada vez que una persona contribuye a cambiarle el rostro al lugar donde vive, cuando pone el corazón en lo que hace, entonces comienza a ser feliz, y renace en su corazón una sensación de haber hecho lo correcto, aunque sea pequeño e insignificante para muchos. Felicidad es obedecer lo que me dice la conciencia, aunque no esté de acuerdo con ella..

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