Color: MORADO

  • Primera lectura: Is 11,1-10: Podrán vivir en paz el lobo y el cordero.
  • Salmo Responsorial: 71: Él se apiadará del pobre y del indigente.
  • Segunda lectura: Rom 15,4-9: Mantengamos firme la esperanza.
  • Evangelio: Mt 3,1-12: Una voz grita en el desierto.

Neptalí Díaz Villán

Esperaban un rey: La monarquía no fue propiamente el proyecto original de Israel como pueblo. Israel nació a partir de unos grupos que sufrían la esclavitud o la exclusión generada por el sistema monárquico; escaparon a las montañas y construyeron un nuevo pueblo con un sistema distinto: el sistema tribal (las 12 tribus). La monarquía apareció luego para satisfacer el ansia de poder de los ganaderos, quienes aprovecharon la crisis social que se vivía por la corrupción de los jueces e impusieron a Saúl como rey. “Río revuelto ganancia de pescadores”, decían nuestros abuelos. El retorno al viejo sistema monárquico del cual el pueblo había escapado con tanto esfuerzo, fue visto como una traición al proyecto de Dios y, por lo tanto, como una idolatría (Jue 4,4-6; Jue 9,7-15; 1Sam 8). Por tal motivo tuvo mucha oposición sobre todo de parte de los profetas, que nacieron precisamente a la par con la monarquía y como oposición a ésta. Los profetas, especialmente los primeros, como Samuel, Natán, Elías, Eliseo, Amós, Oseas, defendieron el proyecto tribal y criticaron profundamente el nuevo sistema que se imponía porque lo consideraron una traición al proyecto original del pueblo de Israel: las 12 tribus.

David derrocó a Saúl quien se suicidó al verse perdido y sin apoyo. A pesar de las protestas de quienes querían ser fieles a Dios y a su proyecto tribal, David logró consolidar y centralizar el poder. Formó un buen ejército con el cual pudo controlar internamente a su pueblo y enfrentarse a otros pueblos vecinos. En el aspecto religioso centralizó el culto en Jerusalén a donde se llevó el Arca de la Alianza, eliminó el sacerdocio aaronita (o sea a los descendientes de Aarón) e impuso a Sadoc, hombre de su entera confianza como Sumo Sacerdote a quien hizo acompañar de Abiatar (2Sam 8,17; 20,25). Por eso desde el Rey David viene la tradición del sacerdocio sadoquita. Años más tarde, su hijo Salomón, ya en el trono, mandó matar a Abiatar y dejó sólo a Sadoc, pues Abiatar había apoyado a su hermano Adonías, quien también aspiraba a suceder a su padre (1Re 2,13-26).

A pesar de toda la oposición de los profetas, dentro de la mentalidad del pueblo la figura del Rey David quedó muy bien librada. David era recordado como el gran Rey que le había dado estabilidad a la nación y organizado un ejército capaz de defenderla y someter a sus vecinos. Influyó mucho también el hecho de que escribas y cronistas estuvieran a su servicio para que le dieran todo el realce posible y limpiaran su imagen, como ha ocurrido y sigue ocurriendo con tantos líderes en todo el mundo.

Además, con el tiempo la monarquía empezó a formar parte de la cultura del pueblo que poco a poco fue perdiendo la identidad tribal y asumiendo el sistema monárquico como algo normal e ineludible. Esa es de las cosas más perversas que pueden hacer los tiranos: hacerse necesarios. Crear en el pueblo, en sus víctimas la necesidad de ellos. Por eso los profetas posteriores no fueron directamente antimonárquicos, es decir, no estuvieron en contra de la monarquía como sistema, sino en contra de los monarcas injustos.

Por lo anterior se entiende que ante la situación crítica por la que pasaba el pueblo de Israel en el tiempo de Isaías: falta de autoridad, empobrecimiento, explotación, amenaza de los pueblos vecinos, etc., el profeta denunciara a los líderes e hiciera ver la necesidad urgente de que viniera un nuevo Rey al estilo de David. Un Rey que liderara a su pueblo y le devolviera la esperanza, que trabajara honestamente para derrotar el empobrecimiento y la iniquidad, un rey que favoreciera al huérfano y a la viuda e hiciera florecer la justicia y la paz. Este anhelo lo comparte también el Salmo 72. El rey se legitimaba si implantaba la justicia y el derecho, si defendía al débil; de lo contrario perdía toda legitimidad.

A partir de Isaías el pueblo empezó a esperar la llegada de un hombre extraordinario que actuara iluminado por Dios, y defendiera aquello que los reyes habían abandonado por estar interesados únicamente en su propio beneficio: la libertad, la dignificación, la justicia y el derecho para su pueblo. Un hombre que unificara las tribus dispersas y fuera capaz de reconciliar y armonizar todas las fuerzas para que el país se convirtiera en un paraíso. Durante muchos años el pueblo mantuvo la esperanza en la llegada de ese ser extraordinario salido del tronco de Jesé, sobre el cual se posaría el Espíritu del Señor.

Aunque Jesús no cumplió las expectativas militaristas y nacionalistas del pueblo judío que esperaba un rey poderoso capaz de convertir a Israel en un imperio, sus seguidores vemos en Él, colmadas todas las esperanzas profundas y universales delos profetas. En Él Dios cumple su promesa, aunque no de la misma manera como nuestra limitada humanidad muchas veces la espera. En Él, Dios le respondió no solo a Israel sino a toda la humanidad. En Jesús, el Verbo encarnado, está el “espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de prudencia y valentía, espíritu de conocimiento y temor del Señor.” (Primera lectura)

Juan el profeta: Por derecho y deber Juan el Bautista debió ser sacerdote, pues su padre Zacarías era sacerdote.  Los evangelios no especifican cuál es el motivo por el cual Juan no fue sacerdote. Lo cierto es que presentan a Juan encaminado por la línea profética desde muy temprana edad, en contraste con la cómoda vida de los sacerdotes en el tiempo de Jesús, aunque no todos tenían los mismos privilegios. Como suele ocurrir hoy entre los seres humanos, también en ese momento se veían las clases. Había sacerdotes del montón; sacerdotes principales, cercanos al Sumo Sacerdote; los ex-Sumos Sacerdotes que seguían siendo sacerdotes y tenían mucha influencia; y el Sumo Sacerdote, que a su vez era el presidente del Sanedrín (o senado), máxima autoridad judía. Aunque en ese momento histórico en todo Israel no se podía mover un catre sin el consentimiento de las autoridades Romanas, eran ellas quienes nombraban al Sumo Sacerdote según sus intereses.

En general, los sacerdotes no movían un dedo para estar cerca del pueblo, escucharlo y comprenderlo, y menos para caminar con ellos y buscar solución a sus necesidades. El sacerdocio se había convertido en un negocio muy lucrativo, al servicio de unos pocos privilegiados. Los sacerdotes eran unos funcionarios que se pastoreaban a sí mismos, preocupados por la pureza ritual y por mantener intacta la estructura, la cual les permitía tener ciertos o muchos privilegios, según su categoría. De esta manera el templo se había convertido en una cueva de bandidos, según lo denunció el mismo Jesús (Lc 19,45-46).

El hecho que Juan se adentrara en el desierto, donde vivió de una forma excéntrica, (muestra de ello fue su vestimenta y su dieta alimenticia) representó, de por sí, un signo de contradicción, típico de los profetas del Antiguo Testamento. Su predicación fue como su vida, recia y severa. No conoció la diplomacia y su denuncia fue directa; a los fariseos, quienes encarnaban el ideal del judío cumplidor a ultranza de la ley, así como a los saduceos, hombres autosuficientes y amantes de la opulencia, a quienes no tuvo reparo en llamarlos raza de víboras. A todos les recordó que no bastaba ser hijos de Abraham y los invitó a manifestar con obras la conversión.  

Lo anterior también va para nosotros, recordemos que no es suficiente estar bautizados, sino que es necesario manifestar nuestra fe con obras. ¿Qué nos diría hoy el Bautista a nosotros? ¿Qué tipo de rupturas tendríamos que hacer hoy? Y ¿ante qué o ante quién?

Juan ejerció todo su ministerio desde el desierto. Ese lugar temible, entre otras cosas, por las serpientes, los escor­piones, el calor, las tormentas de arena, la ausencia de agua y de alimentos.  Para los judíos el desierto era sinónimo de caos y confusión. Signo de crisis por la cual puede pasar una persona o un pueblo, situación propicia para abrirse a la acción de Dios y descubrir su manifestación en su historia para salvarla (Dt 1,19ss). El desierto les recordaba de una manera especial los 40 años de camino hacia la tierra prometida. De ahí que fuera símbolo de liberación y de las pruebas por las que pasa el ser humano, en las que siempre aparece la mano de Dios para confortarlo y conducirlo por buen camino. La debilidad que el ser humano experimenta en el desierto lo hace más propenso a caer; por eso es símbolo de la tentación, como la que experimentó el pueblo cuando quiso volver a Egipto, es decir, a la esclavitud (Ex 13,17ss; 14,11ss).

En este segundo Domingo de Adviento nos encontramos con la figura del Bautista, el profeta del desierto, que nos sigue llamando a la conversión. El Adviento quiere ser un tiempo de desierto para tomar conciencia de nuestro camino con Jesús y, en general, de nuestra condición de caminantes como seres humanos. Un tiempo de conversión que exige romper con el mal (Jer 9,1ss) y marchar por los caminos del Señor (Dt 8,2-7). Quiere ser un espacio de gracia (Sal 95,8) y de salvación para ablandar el corazón. Una travesía en la cual nos privemos de todo apoyo, de toda seguridad y confiemos únicamente en el Señor, que nos lleva al desierto y nos habla al corazón. (Os 2,16).

Es un tiempo para evaluarnos sinceramente y recoger los frutos que hemos cosechado durante este año y en general durante toda nuestra vida. La paja (apegos, ambiciones, mediocridad, injusticias, miedos… todo que daña la vida) que todos tenemos, debe ser quemada en el fuego inextinguible del amor de Dios y los buenos frutos se los presentaremos a Él para compartir solidariamente con nuestros hermanos.

En este marco de ideas, el Adviento es un tiempo para optar decididamente por Dios y su camino de salvación, como lo hizo Jesús en las tentaciones del desierto. Un espacio para tomar distancia del mundo y ver las cosas con sentido crítico. Un momento para alejarnos de la envolvente cotidianidad que nos ensordece con su ruido y guardar el silencio, que no es el de los cementerios, sino el que necesita el espíritu para oxigenarse y encontrar la armonía de la vida. Un momento para el desprendimiento interior y el apaciguamiento de las tentaciones. Así como desierto es camino hacia la tierra prometida, el Adviento es camino hacia la celebración gozosa y con un sentido profundo de la Navidad.   No es fin, es caminata que quiere conducir a un final feliz. Sigamos viviendo profundamente este Adviento, tiempo de gracia y salvación.

Oh Dios, Padre de todos los vivientes. Gracias por este Adviento, camino de esperanza, búsqueda gozosa de lo que nos ofreces cada día en el devenir de nuestra historia de salvación. Reconocemos que entre nosotros a veces nos comportamos como fieras salvajes y nos devoramos unos a otros. Reconocemos que en nuestras familias y comunidades se viven muchas injusticias que deben ser visualizadas, reconocidas, denunciadas y superadas. Reconocemos que a veces nos comportamos como raza de víboras. Reconocemos que a veces nos conformamos con llamarnos “hijos de Abraham”, bautizados, creyentes, cristianos, católicos, pero nuestro compromiso se queda al salir del templo.

Ayúdanos a quemar en el fuego inextinguible de tu amor todo aquello que necesitamos superar para ser auténticos hijos tuyos. Tú nos sondeas y nos conoces, tú sabes lo que nos está haciendo daño y lo que nos impide acceder a una vida más digna. Quema toda esa mediocridad, todos esos miedos, todos esos egoísmos, toda la mezquindad de nuestros corazones… toda la paja, toda la basura…

Ayúdanos a hacer vida la utopía de la paz soñada por Isaías. Que este Adviento nos ayude para reflexionar, para reconocer nuestras falencias como personas y para optar decididamente por una vida más humana, justa, fraterna y en paz. Que los lobos y los corderos, los tigres y los cabritos, los terneros y los leones, las vacas y las osas, los niños y las víboras que habitan dentro de nosotros, en nuestros pensamientos, sentimientos e impulsos, puedan ser bien manejados para nuestro bienestar. Ensanchamos nuestra tienda para que tu Espíritu entre en todo su esplendor y armonice nuestras vidas, el interior de nuestras familias y comunidades. Que todas las cosas bellas que tenemos dentro de nosotros las compartamos solidariamente con nuestros hermanos y podamos vivir a plenitud unidos a tu amor.

Todo esto te lo pedimos asociados al clamor universal de muchos hombres y mujeres que te buscan con sincero corazón desde distintos medios, tradiciones religiosas y caminos de fe. En comunión con Jesucristo a quien reconocemos como Hijo tuyo y hermano mayor de nuestra familia, que vive y da vida, por los siglos de los siglos. Amén.

I Domingo de Adviento. Ciclo A

Solemnidad: Jesucristo, Rey del Universo. Ciclo C

XXXIII Domingo.  Tiempo Ordinario. Ciclo C

Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos

Si deseas recibir en tu móvil por WhatsApp, únete a este grupo: https://chat.whatsapp.com/KUofplJqn9v4YmiOuRpJF0.

También por Telegram: https://t.me/+lT2PwtlK1I04ZDgx

Tenemos un canal de WhatsApp, aquí está el enlace, por si deseas unirte:

https://www.whatsapp.com/channel/0029ValBpZA4yltKpk6w9A2C

Para donaciones: https://www.paypal.me/padredomingovasquez

Lecturas: I Semana.  Tiempo de ADVIENTO.  3 de diciembre del 2025

San Francisco Javier, Presbítero Martes, 3 de diciembre del 2025 Lecturas: II Domingo de Adviento. Ciclo A Color: BLANCO Primera Lectura. Is 25,6-10a: “Este es nuestro Dios, de quien esperábamos la salvación”. Salmo responsorial: 22,1-3a.3b-4.5.6: “Habitaré en la casa del Señor por años sin término”. Evangelio. Mt 15,29-37 “Siento lástima de …

Moniciones: I Semana.  Tiempo de ADVIENTO.  3 de diciembre del 2025

San Francisco Javier, Presbítero Martes, 3 de diciembre del 2025 Moniciones: II Domingo de Adviento. Ciclo A Color: BLANCO Primera Lectura. Is 25,6-10a: “Este es nuestro Dios, de quien esperábamos la salvación”. Salmo responsorial: 22,1-3a.3b-4.5.6: “Habitaré en la casa del Señor por años sin término”. Evangelio. Mt 15,29-37 “Siento lástima …

Homilía: I Semana.  Tiempo de ADVIENTO.  3 de diciembre del 2025

San Francisco Javier, Presbítero Martes, 3 de diciembre del 2025 Homilía:  II Domingo de Adviento. Ciclo A Color: BLANCO Primera Lectura. Is 25,6-10a: “Este es nuestro Dios, de quien esperábamos la salvación”. Salmo responsorial: 22,1-3a.3b-4.5.6: “Habitaré en la casa del Señor por años sin término”. Evangelio. Mt 15,29-37 “Siento lástima de …

Homilía: Francisco Javier.  3 de diciembre del 2025

San Francisco Javier, Presbítero Martes, 3 de diciembre del 2025 Homilía: II Domingo de Adviento. Ciclo A Color: BLANCO Primera Lectura. Is 25,6-10a: “Este es nuestro Dios, de quien esperábamos la salvación”. Salmo responsorial: 22,1-3a.3b-4.5.6: “Habitaré en la casa del Señor por años sin término”. Evangelio. Mt 15,29-37 “Siento lástima de …

Lecturas: II Domingo de Adviento. Ciclo A. 7 de diciembre del 2025

Domingo, 7 de diciembre del 2025. II Semana Color: MORADO Primera lectura: Is 11,1-10: Podrán vivir en paz el lobo y el cordero. Salmo Responsorial: 71: Él se apiadará del pobre y del indigente. Segunda lectura: Rom 15,4-9: Mantengamos firme la esperanza. Evangelio: Mt 3,1-12: Una voz grita en el …

Moniciones: II Domingo de Adviento. Ciclo A. 7 de diciembre del 2025

Domingo, 7 de diciembre del 2025. II Semana Color: MORADO Primera lectura: Is 11,1-10: Podrán vivir en paz el lobo y el cordero. Salmo Responsorial: 71: Él se apiadará del pobre y del indigente. Segunda lectura: Rom 15,4-9: Mantengamos firme la esperanza. Evangelio: Mt 3,1-12: Una voz grita en el …

Para donaciones: https://www.paypal.me/padredomingovasquez

Anote este número. 829 694 1948 y este correo-e: aire96fm@gmail.com y escríbanos para mantenerse informado de las novedades y actualizaciones de esta página  ¿Le gustaría recibir nuestro boletín semanal por correo electrónico?

Suscríbete entrando aquí. Queremos orar contigo, llena el siguiente formulario y estaremos orando por ti y tus necesidades. Dios es quien hace la obra, nosotros te acompañamos clamando por ti: AQUÍ.

León XIV se despide de Líbano: “Las armas matan; la negociación, la mediación y el diálogo edifican”

El Papa clama desde Líbano contra quienes “especulan sin escrúpulos con la desesperación de quien no tiene alternativas”

EL REY VIENE

Camino a Belén

Santiago ha dado un paso más por la familia

“Educación y Pobreza”

Escuche aquí el Evangelio para HOY / Oración de la noche

diciembre 2025
L M X J V S D
1234567
891011121314
15161718192021
22232425262728
293031  

Alberto Ayuno Buena Nueva Cuaresma Dios Discípulos Domingo Espíritu Eucaristía Evangelio Evangellio Gregoria Hechos Homilía Homilías Homlías Iglesia Isaías Jesucristo Jesús Juan Lecturas Lervidiana Limosna Linero Lucas Manuel Marcos María Mateo Moniciones Navidad Noche Oración Ordinario Pablo Padre Palabra Pascua Pedro Profeta Reflexionando Reino Resurrección Vida

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *