Lunes, 3 de marzo del 2025
- Primera lectura. Eclo 17,20-20: “¡Qué grande es la misericordia del Señor, y su perdón para los que vuelven a él!”.
- Salmo Responsorial: 31,1-2.5.6.7: “Alégrense, justos, y gocen en el Señor”.
- Evangelio. Mc 10,17-27: “Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo”.
Color: VERDE
Donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón
Queridos hermanos y hermanas: en este tiempo de gracia que nos invita a vivir como peregrinos de esperanza, avanzamos hacia la Pascua, guiados por el valor de la misericordia. Nos ilumina la Palabra de Dios, especialmente el mensaje de la sabiduría divina: “Nos da la feliz esperanza de arrepentirnos” (Sabiduría 12,19).
Reflexionemos sobre esta llamada a la conversión, que nos conduce de la lejanía a la intimidad con Dios, y sobre cómo el desapego de las riquezas puede abrirnos al verdadero seguimiento de Cristo.
La primera lectura nos invita a reconocer que la conversión es un retorno, un volver al Padre amoroso. Recordemos que Jesús, en su parábola del hijo pródigo (o el padre misericordioso), nos muestra que este retorno es motivo de alegría, de fiesta, de un abrazo lleno de acogida. Pero para comprender la conversión, debemos preguntarnos: ¿qué nos lleva a distanciarnos de Dios? ¿Por qué elegimos alejarnos?
El pecado es el autor de nuestra separación. Nos aparta de nuestro Padre, quien sufre nuestra lejanía, pero nunca deja de esperarnos. La lectura nos muestra que, aunque no tengamos razones suficientes para alejarnos, elegimos la distancia. Sin embargo, el camino de regreso implica dos movimientos fundamentales:
- El movimiento del pecador hacia Dios: Impulsados por el arrepentimiento, reconocemos nuestras faltas y buscamos Su misericordia. Como nos recuerda el salmista: “Había pecado, lo reconocí, no te encubrí mi delito; propuse: ‘Confesaré al Señor mi culpa’” (Salmo 31).
- El movimiento de Dios hacia el pecador: Él abre el camino del retorno, espera nuestro regreso con paciencia y nos brinda Su perdón. La primera lectura afirma: “¡Qué grande es la misericordia del Señor y su perdón para los que vuelven a Él!”.
Hermanos, la misericordia de Dios nos da la esperanza de un nuevo comienzo. Su perdón transforma nuestra vida y nos devuelve la alegría de vivir en Su gracia.
El Evangelio de hoy nos presenta a un hombre rico que no logra abrirse a la conversión. Jesús aprovecha esta escena para advertirnos sobre las consecuencias de la riqueza mal entendida. La riqueza, aunque no es mala en sí misma, puede convertirse en un obstáculo para nuestra vocación cristiana.
Todos, en mayor o menor medida, somos tentados por el deseo de poseer. Incluso los pobres pueden caer en la trampa del apego a lo poco que tienen, revelando actitudes de ambición y avaricia. Jesús nos enseña que poner nuestra confianza en el dinero, más que en Dios, endurece el corazón y enfría las relaciones humanas. Esta actitud:
- Dificulta la fraternidad y el compartir con el necesitado.
- Entorpece la solución a problemas globales como el hambre y la pobreza.
- Nos convierte en esclavos del dinero, alejándonos de los valores del Reino de Dios.
Jesús nos advierte: “Donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón”. Por ello, pidamos a Dios que nos libere de las falsas seguridades y nos ayude a seguirle con las manos vacías y el corazón lleno de esperanza.
Hermanos, estamos llamados a ser peregrinos de esperanza, caminando hacia la Pascua con la certeza de que Dios nos espera con Su misericordia. Que este tiempo de conversión nos permita despojarnos de todo lo que nos ata, reconocer nuestras faltas y retornar al abrazo amoroso del Padre.
Oremos juntos para que nuestro corazón se ancle en el tesoro que no perece: el amor de Dios y los valores del Reino. Que esta experiencia nos impulse a vivir en fraternidad, compartir con los necesitados y anunciar la alegría de ser hijos reconciliados por la misericordia divina.
(Guía Mensual)
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Aquí podrás escuchar el Evangelio y la reflexión para hoy:
Lecturas: VIII Semana. Tiempo Ordinario. Martes, 4 de marzo del 2025
Moniciones: VIII Semana. Tiempo Ordinario. Martes, 4 de marzo del 2025
Homilía: VIII Semana. Tiempo Ordinario. Martes, 4 de marzo del 2025
Homilía: Gracias Señor por los padres que nos lo dieron todo. Martes, 4 de marzo del 2025
Lecturas: Miércoles de Ceniza. 5 de marzo del 2025
Moniciones: Miércoles de Ceniza. 5 de marzo del 2025
Mensaje del Santo Padre Francisco para la Cuaresma 2025: Caminemos juntos en la esperanza
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