Miércoles, 29 de enero del 2025
- Primera lectura. Hb 10,11-18: “Pondré mis leyes en sus corazones y las escribiré en su mente, y no me acordaré ya de sus pecados ni de sus culpas”.
- Salmo Responsorial: 109,1-2.3.4: “Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec”.
- Evangelio. Mc 4, 1-20: “A ustedes se les han comunicado los secretos del reino de Dios”.
Color: VERDE
“La esencia del «Reino de Dios» está en el Sembrador y la semilla«
Cuando todavía faltaba un mes para integrarme a mi parroquia de origen, la Santísima Trinidad, ya en abril del 1988, el Papa San Juan Pablo II daba, en la Catequesis de los miércoles, la explicación de la Parábola del Sembrador, Jesucristo mismo enviado por el Padre «para anunciar a los pobres la Buena Nueva» (Lc 4, 18), citando las mismas palabras que San Pablo VI empleaba: Jesús mismo es el Evangelio (cf. Evangelii nuntiandi, 7).
El Reino de Dios es parecido a la semilla que siembra el sembrador en la tierra destinada «a dar fruto», por su propia virtualidad interior, sin duda alguna, pero el fruto depende también de la tierra en la que cae «hasta la hora de la siega», es decir, el día del juicio divino a partir de la historia humana.
El crecimiento de la semilla, que es la «Palabra de Dios», está condicionada por el modo en que es acogida en el campo de los corazones humanos: de esto depende que produzca fruto dando según las disposiciones y respuestas de aquellos que la reciben. Pidió Cristo al Padre, en la Última Cena, que los guardes del Maligno.
Ellos no son del mundo, como yo no soy del mundo (Jn 17, 15-16). La esencia del «Reino de Dios» está en el Sembrador y la semilla, que nos hace llegar a la misma conclusión: si no todos los invitados se sentarán a la mesa del banquete, ni todas las semillas producirán la mies, ello depende de las disposiciones con las que se responde a la invitación o se recibe en el corazón la semilla de la Palabra de Dios.
Depende del modo con que se acoge a Cristo, que es el Sembrador, Rey y Esposo, tal como El mismo se nos presenta en las distintas ocasiones de nuestra existencia.
Nuestra respuesta ha de ser de: acogida, esfuerzo, valentía y entrega al servicio de quienes podemos auxiliar con el Pan del Cielo, fruto del sudor y del esfuerzo de nuestro trabajo honrado.
P. Manuel García: epam45@gmail.com
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