Memoria Obligatoria: Santo Tomás de Aquino, Presbítero y Doctor de la Iglesia
Martes, 28 de enero del 2025
- Primera lectura. Hb 10,1-10: “Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad”.
- Salmo Responsorial: 39,2-4ab.7-8a.10: “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”.
- Evangelio. Mc 3,31-35: “El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre”.
Color: BLANCO
“Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad»
Primera lectura: Heb 10,1-10
Lectura de la Carta a los Hebreos
Hermanos: La Ley, que presenta sólo una sombra de los bienes definitivos y no la imagen auténtica de la realidad, siempre, con los mismos sacrificios, año tras año, no puede nunca hacer perfectos a los que se acercan a ofrecerlos. Si no fuera así, habrían dejado de ofrecerse, porque los ministros del culto, purificados una vez, no tendrían ya ningún pecado sobre su conciencia.
Pero en estos mismos sacrificios se recuerdan los pecados año tras año. Porque es imposible que la Sangre de los toros y de los machos cabríos quite los pecados. Por eso, cuando Cristo entró en el mundo dijo: «Tú no quiere sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo; no aceptas holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije lo que está escrito en el Libro: “Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad».
Primero dice: No quieres ni aceptas sacrificios ni ofrendas, holocaustos ni víctimas expiatorias, que se ofrecen según la ley. Después añade: Aquí estoy yo para hacer tu voluntad. Niega lo primero, para afirmar lo segundo. Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.
Palabra de Dios
Salmo Responsorial: 39,2-4ab.7-8a.10
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad
Yo esperaba con ansia al Señor; Él se inclinó y escuchó mi grito; me puso en la boca un cántico nuevo, un himno a nuestro Dios. R/.
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y, en cambio, me abriste el oído; no pides sacrificio expiatorio, entonces yo digo: Aquí estoy. R/.
He proclamado tu salvación ante la gran asamblea; no he cerrado los labios: Señor, tú lo sabes. R/.
No me he guardado en el pecho tu defensa, he contado tu fidelidad y tu salvación, no he negado tu misericordia y tu lealtad ante la gran asamblea. R/.
Evangelio: Mc 3,31-35
Lectura del Santo Evangelio según San Marcos
En aquel tiempo, llegaron la madre y los hermanos de Jesús y desde fuera lo mandaron llamar. La gente que tenía sentada alrededor le dijo: «Mira, tu madre y tus hermanos están fuera y te buscan.» Les contestó: «¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?» Y, paseando la mirada por el corro, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre».
Palabra del Señor
COMUNIÓN ESPIRITUAL
“Creo, Jesús mío, que estás presente en el Santísimo Sacramento del Altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que vuelva jamás a abandonarte”.
(San Alfonso María de Ligorio).
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