Feria o Memoria Libre: Dedicación de las Basílicas de los Apóstoles San Pedro y San Pablo
Lunes, 18 de noviembre del 2024
- Evangelio. Lc 18,35-43: “¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!”.
O Bien Hechos de los Apóstoles 28,11-16.30-31, Salmo Responsorial: 97,1.2-3ab.3c-4.5-6, Mateo 14,22-33
Color: BLANCO/VERDE
«¡Ten compasión de mí, Señor, que soy un pecador!”
En el Evangelio de hoy Jesús es claro y directo. Se ofrece para darnos su ayuda a todos aquellos que nos encontramos sentados al borde del camino de la vida a causa de nuestra ceguera espiritual.
La historia del ciego de Jericó es un llamado para que muchos de nosotros vivamos nuestra fe y tomemos la decisión de dejarnos ayudar por aquel que vino a entregar su vida por nosotros. Aquel quien dijo “no necesitan médico los sanos sino los enfermos” (Lc 5,31).
Bartimeo, como se llamaba el ciego, de seguro que ya habría oído hablar de Jesús y de los milagros que era capaz de hacer. Solo así se explica que él al sentir que pasaba gente y escuchar decir: «Pasa Jesús Nazareno» comenzara de inmediato a gritar a viva voz: «¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!».
Este es un grito desesperado que hoy muchos elevamos a Jesús. ¡Ten compasión de mí, Señor, por una situación de salud en el seno de mi familia! ¡Ten compasión de mí, Señor, por la falta de trabajo o de oportunidades para ganar y llevar el sustento a mi hogar! ¡Ten compasión de mí, Señor, por la falta de amor y unidad en nuestra relación matrimonial o en nuestra relación familiar! ¡Ten compasión de mí, Señor, que soy un pecador!
Como el grito del ciego de Jericó tocó el corazón de Jesús, así también lo tocamos nosotros si nuestro grito lo elevamos llenos de fe en que Él nos escuchará, aunque otros nos quieran callar. Si nos asiste el deseo sincero de ser curado y tenemos fe, Dios querrá curarnos y nos preguntará “¿Qué quieres que haga por ti?”. Será entonces que le contestaremos: “Señor, que vea otra vez”. Ver la salida para enfrentar y recuperar la salud… Ver la manera de salir adelante y conseguir el empleo que necesito… Ver la forma cómo puedo restablecer la armonía y la paz en nuestro hogar… Ver, Señor, el camino que tú quieres que yo retome. Será entonces cuando nos dirá: “Vete, recobra la vista, recobra el camino, recobra la paz interior, tu fe te ha curado”. La fe es una fuerza que transforma a las personas, ya nos dijo el Papa Francisco: «La fe no es un refugio para escapar de los problemas, sino la fuerza para enfrentarlos» (Ángelus del 13-8-2017).
Por eso, una vez que experimentemos el amor misericordioso de Dios, también estamos llamados a hacer lo mismo que hizo Bartimeo cuando recobró la vista: convertirnos en discípulos de Cristo y seguirlo alabando y glorificando a Dios. “Conviértete y vuelve a proceder como antes” (Ap 2,5a).
¡Qué al rezar hoy, en familia, el Padre Nuestro, el Señor aumente nuestra fe y elimine nuestra ceguera espiritual para vivir la unidad en nuestras familias! ¡Así sea!
(Guía Mensual)
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