Moniciones: XXIV Domingo.  Tiempo Ordinario. Ciclo B

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  • Primera Lectura. 1 Cor 9,16-19. 22b-27: “Ya saben que en el estadio todos los corredores cubren la carrera, aunque uno solo se lleva el premio”.
  • Salmo Responsorial. 83,3.4.5-6.12: “¡Qué deseables son tus moradas, Señor de los ejércitos!”
  • Evangelio. Lc 6, 39-42: “Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano”.

La Iglesia existe para evangelizar: esa es su misión. Tú y yo somos Iglesia; por lo tanto, nuestra misión es evangelizar. Pero esta labor la tenemos que realizar desde la humildad y la sencillez que nos enseña Jesús. Al ser así, tenemos que dejar cualquier indicio de vanagloria. San Pablo nos lo recuerda: ¡Ay de mí si no evangelizo! Anunciar la Buena Noticia, el Evangelio de Jesucristo. Anhelar estar en esas moradas eternas. Los místicos Santa teresa y San Juan de la Cruz, nos hablan de esas moradas maravillosas a las que el salmista nos invita a buscar, y a entrar en ellas.

Pablo deja muy claro que estaba orgulloso de no ser decisión suya anunciar el Evangelio.

El Evangelio es un anuncio gozoso de salvación, es una propuesta de salvación.

Presidente: Demos vos a la oración de nuestra comunidad, de nuestras familias, de la iglesia entera y de cada uno de nuestros hermanos, y digamos: “Que tu Palabra, Señor, sea luz para nuestros pasos”.

1.- Por la Iglesia que custodia el tesoro de la Palabra de Dios.  Que anuncie siempre con coherencia y entusiasmo el Evangelio, para que a todo hombre llegue su luz. Roguemos al Señor.

2.- Por todos los sacerdotes, los misioneros, los catequistas.  Que, siguiendo el ejemplo de san Pablo, corran para dar testimonio gratuito y generoso de la Buena Noticia y vivan esta misión como urgencia y necesidad. Roguemos al Señor.

3.- Por todos los atletas y por los que trabajan en el mundo del deporte.  Que vivan tal realidad como escuela de relación fraterna, de solidaridad, de comunión. Roguemos al Señor.

4.- Por los directores espirituales y todos los que desempeñan la delicada labor de guiar las almas.  Que estén acompañados por la constante oración, para que no sean guías ciegos en las decisiones y en el consejo, sino que sepan Conducir a la verdad las personas que les han sido confiadas. Roguemos al Señor.

Presidente: Tu, Señor, Jesús nos llamas a correr, como atletas, por el camino de la fraternidad y de la comunión.  Tú que eres Amor, enséñanos y acompáñanos cada día por este sendero luminoso.  Tú eres Dios y vives y amas por los siglos de los siglos. Amén.

Lervidiana Castro Hernández/lervidianacastrohernandez1976@gmail.com

Moniciones: XXIV Domingo.  Tiempo Ordinario. Ciclo B

“Creo, Jesús mío, que estás presente en el Santísimo Sacramento del Altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que vuelva jamás a abandonarte”.

(San Alfonso María de Ligorio).

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