Alberto Linero
Jueves, 15 de agosto del 2024
Señor mío y Dios mío, la noche significa muchas cosas, entre ellas, oscuridad, descanso y silencio, sí, a esta hora la ciudad se recoge, por eso quiero tomar este momento para estar a tu lado sin tantas palabras, sin tantas exigencias, sin tantas quejas. Solo quiero sumergirme en el río de tu Espíritu para estar tranquilo porque tus fuentes son tranquilas.
Aquí estoy abierto a Ti, con el corazón dispuesto para el encuentro contigo, para que entres en él y lo transformes en un corazón de carne, o sea, que sea más sensible a lo que pasa a mi alrededor, para que no me convierta en un quejón sino en un adorador, que te reconoce como el Dueño de la vida; aquí estoy con el corazón atento a tus palabras, por eso te digo: habla, Señor, que tu siervo escucha, que resuene tu voz porque quiero amanecer mañana con fuerzas renovadas para seguir trabajando por tu Reino.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén…
¡En la Voluntad de Dios siempre!
JESÚS TOMA MI VOLUNTAD, Y DAME LA TUYA✍.
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