Jueves, 15 de agosto del 2024
Color: BLANCO
- Primera Lectura. Ap 11, 19a;12,1.3-6a.10ab: “Una mujer vestida de sol, la luna por pedestal, coronada con doce estrellas”.
- Salmo Responsorial. 44, 11,12ab.16. “De pie, a tu derecha, está la reina, enjoyada con oro de Ofir”
- Segunda Lectura. 1 Cor 15, 20-27a: “Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies”.
- Evangelio. Lc 1, 39-56: “Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava”.
“Dios es la fuerza de los que no son nada, de los que no tienen nada, de los que no pertenecen a los poderosos”
Hoy celebramos la Solemnidad del gran misterio de la Asunción de María. La visitación da paso a un gozo espiritual de la Virgen por lo que ha vivido en Nazaret ¡había sido demasiado! El Magníficat es un canto sobre Dios y a Dios. Lucas se lo atribuye a María a causa de la bendición como respuesta a las palabras de Isabel. Así quedará para siempre. San Lucas ha querido mostrarnos con este canto a una joven que, después de lo que “ha pasado” en la Anunciación, es una joven “enamorada de Dios”. Esa es su fuerza.
El Canto, podrían exponerse así:
1.- La gozosa exaltación, gratitud y alabanza de María por su bendición personal;
2.- El carácter y la misericordiosa disposición de Dios hacia todos los que le aceptan;
3.- Su soberanía y su amor especial por los humildes en el mundo de los hombres y mujeres;
4.- Su especial misericordia para con Israel, que no ha de entenderse de un Israel nacionalista. La causa del canto de María es que Dios se ha dignado elegirla, doncella campesina, de condición social humilde, para cumplir la esperanza de toda doncella judía, pero representando a todas las madres del mundo de cualquier raza y religión. Y si en el judaísmo la maternidad gozosa y esperanzada era expectativa del Mesías, en María su maternidad es en expectativa de un Liberador.
Este canto liberador es para mostrar que, si se cuenta con Dios en la vida, todo es posible. Dios es la fuerza de los que no son nada, de los que no tienen nada, de los que no pertenecen a los poderosos. Es un canto de “mujer” y como tal, fuerte, penetrante, acertado, espiritual y teológico. Es un canto para saber que la muerte no tiene las últimas cartas en la mano. Es un canto a Dios, y eso se nota. No se trata de una plegaria ilusa de María, sino una expresión femenina y de maternidad de la que pueden aprender hombres y mujeres. Es, desde luego, un canto de libertad e incluso un programa para el mismo Jesús. De alguna manera, también así lo ha concebido Lucas.
La Asunción de María significa para nosotros aliento y consuelo para nuestra esperanza, el que creamos que María de Nazaret esté ya en el cielo, es solo una figura y una anticipación que la Iglesia y con ella cada uno de los creyentes, nosotros, seremos también glorificados al lado de nuestro Padre Dios. Que la celebración de esta solemnidad nos ayude a mirar como Dios nos mira y nos alegre el corazón, porque la misericordia de Dios, confirmada en la fiesta de la Asunción de María, ha llegado a nosotros, y la notamos cada día cuando vivimos nuestra relación con el Padre siempre dispuesto a acoger y a perdonar. Dios les bendiga.
(Guía Litúrgica)
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