Moniciones: XVIII Domingo.  Tiempo Ordinario. Ciclo B

Color: VERDE

  • Primera Lectura. Jr 26, 11-16.24: “Porque ciertamente me ha enviado el Señor a ustedes, a predicar a sus oídos estas palabras”.
  • Salmo Responsorial. 68, 15-16.30-31.33-34: “Escúchame, Señor, el día de tu favor”.
  • Evangelio. Mt 14, 1-12: “Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron y fueron a contárselo a Jesús”.

El amor a Cristo, a su Palabra, a la Verdad, no admite arreglos falsos

Hermanos y hermanas: nos reúne el Señor para participar de la fiesta Eucarística la cual nos recuerda el misterio de amor de nuestro Señor.

La liturgia nos invita a anunciar la buena nueva a tiempo a destiempo y hasta en contra tiempo.

No tengamos miedo de anunciar al Señor con todo lo que somos, hagámoslo con fuerza, con alegría; utilicemos todos nuestros recursos para que el mundo sepa quién es Cristo, pero principalmente con el deseo de que todos puedan llegar a la eternidad.

Tengamos claro que la obra es de Dios y que nosotros solo somos sus instrumentos. Juan supo darlo todo por Dios, hasta el final, hasta perder la vida. Denunció lo injusto, proclamó al Señor, se humilló, supo vivir de cara al cielo. El Bautista es el ejemplo de un discípulo que conoce a su maestro y conoce su misión.

Este hombre es puro y dice la verdad, porque nos ha hablado en nombre del Señor

Tomémonos el tiempo de meditar en este hombre de Dios y en su ejemplo de lo que es ser un verdadero seguidor de Jesús.

Presidente: Al Señor Dios, que no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva dirijamos confiado en su ternura y misericordia.  Oremos diciendo: “Señor, refugio nuestro, escúchanos”.

1.- Por la Iglesia, pueblo de Dios: para que, reconociendo lo que es valioso para la salvación y lo que, por el contrario, es escándalo y tentación, sepa mostrar a la humanidad el camino hacia la verdadera vida. Roguemos al Señor.

2.- Por los que son llamados por Dios para anunciar la conversión y el Reino de Cristo.  Para que no se desanimen en las dificultades, no se dan a la tentación y no olviden nunca la belleza y el gusto de su vocación. Roguemos al Señor.

3.- Por los que sufren en la tristeza, en la soledad, en la depresión; por los que nunca han experimentado la belleza de un momento de comunión o la misericordia de Dios.  Para que en todos se vuelva a encender el deseo de felicidad y plenitud que guía y motiva la búsqueda de Dios. Roguemos al Señor.

4.- Por todos nosotros, “buscadores de paz”: para que no nos conformemos nunca con lo poco del mundo, sino que lleguemos a saciarnos de lo bello y bueno del Reino de los Cielos. Roguemos al Señor.

Presidente: Señor Dios nuestro, conviértenos a ti muéstranos la belleza que eres tú y concédenos desear el Reino de Cristo el que vive y ama Por los siglos de los siglos. Amén.

Lervidiana Castro Hernández/lervidianacastrohernandez1976@gmail.com

Moniciones: XVIII Domingo.  Tiempo Ordinario. Ciclo B

“Creo, Jesús mío, que estás presente en el Santísimo Sacramento del Altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que vuelva jamás a abandonarte”.

(San Alfonso María de Ligorio).

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